jueves, 20 de mayo de 2010

UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA.



Ayer tuve una tarde de "plorera". Fue una tarde de sentimientos muy revueltos con pensamientos todavía más enredados, total, una bomba, un batiburrillo para perderse y no encontrarse. Al final, como dice Carmen Sevilla: "las lágrimas desinfectan el dolor".

Subir, bajar, subir, bajar, atrapados en las sensaciones de por vida.

Todo empezó por un encontronazo que tuve con alguien, no sé si muy ignorante, muy malo o cualquier otra cosa que se os ocurra, porque como no soy juez, no me corresponde a mi valorar. Alguien que pretendió hacerse el gracioso intentando hacer daño a un ser indefenso. Alguien que no conoce el respeto ni la más mínima compasión por otras formas de vida, y automáticamente, salté, me dió un subidón de mucho cuidado, con taquicardia incluida, paré la mala acción, pero me llevé el soponcio del día. Yo no sé que hubiera pasado si la sangre llega al río...
En resumidas cuentas, ayer comprobé que los ejercicios que he estado aprendiendo con uno de los libros que estoy leyendo, no me sirven de nada. La ira se controla haciendo respiraciones profundas que desvíen la atención del problema que la provoca, pero nada, ante las injusticias no hay tiempo, se presenta sin avisar, la acción se rebela, estalla, entra en erupción como un volcán y "¡qué Dios nos pille confesaos!", ni respiraciones, ni control mental, ni nada de nada de nada.

Por la tarde, y todavía "tocada", estuve completamente metida en la historia de una familia que me llegó directa al corazón, ya andaba yo bajita de defensas emocionales y terminé enganchada al pañuelo, snif, snif...

Se pasa mal cuando se tiene el día del revés, ¡pero se aprende tanto!.

Una cosa mala, lleva a otra buena y viceversa.

Hoy, estoy desbordada de gratitud por lo afortunada que soy. Los ángeles existen, y a veces, se cruzan en nuestro camino, para hacernos "conscientes" cuando se nos olvida, de que algunos tenemos la inmensa fortuna de ser muy privilegiados. No estoy hablando de cosas materiales, no, mi abuela decía que de esta vida no nos llevamos ni el cuerpo, y es verdad. Estoy hablando de aquello que no se ve pero se siente, y que es más importante que todo porque el alma vuela si está llena de amor.

Me gustaría dedicar este post a todas las personas que en estos momentos están sufriendo por motivos muy diferentes, para que no pierdan jamás la esperanza de un mañana mejor, ni la sonrisa, aunque la cuesta parezca muy empinada y demasiado pesada, siempre detrás de lo malo, viene lo bueno. Quería desde este rincón del mundo, mandarles chispitas mágicas para provocar una sonrisa en la comisura de los labios, por pequeña que sea, porque es gratis y es el idioma universal.
Seguro, seguro, seguro, que todo pasa y como dice Jorge Bucay "esto también pasará". No existe túnel sin luz al final.
¡Ánimo y muchas fuerzas para seguir luchando!.

Foto:Aquí.

2 comentarios:

Marisol dijo...

Lorenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa; te mando un abrazo virtual chiquilla. Besos

Lorena dijo...

Marisol: Muchas gracias porque me hacía falta. Besets!