viernes, 9 de septiembre de 2011

LAGO NESS Y RUMBO AL PROYECTO.


Visita obligada en Escocia es la región que rodea al Lago Ness. Debo decir que el lugar es precioso, pero a mí, después de la isla de Skye, era difícil sorprenderme.
La foto que veis arriba es la de nuestro camping, el mejor de todo el viaje. Dormimos junto a unas cuadras de caballos, practicamente solos y en un entorno privilegiado, a la vista está.

Arriba, un recordatorio más de que se circula por la izquierda, en varios idiomas para que quede claro.

Antes de cenar, nos fuimos a dar un paseo por las inmediaciones, de ensueño.

Al fondo podeis ver el lago. Busqué a Nessie por todas partes, pero yo creo que si alguna vez existió, ya estará en el cielo, aunque sigue teniendo mucho tirón turístico y la zona recibe tropecientos mil autobuses diarios en su busca.

Arriba y abajo podeis ver nuestra morada, un camping chulísimo, no sólo por los paisajes, sino porque estábamos practicamente solos y eso es algo que no tiene precio en un lugar que se presupone abarrotado de turistas.


El castillo de Urquhart tiene la panorámica más famosa de Escocia, y yo la busqué, me metí en una carretera casi con riesgo continuo de atropello para nada, porque no fui capaz de encontrar la foto que buscaba, la de las guías de viaje, y al final, cuando ya nos íbamos, la vi, había seguido el camino contrario, y ahí queda el recuerdo, porque la foto que yo quería se perdió en la intención.

Dejamos el extenso lago Ness y su leyenda atrás, y tomamos dirección hacía el norte, en busca del lugar especial que nos llevó hasta este país. Teníamos que estar a las cinco de la tarde en un hermoso pueblo que pronto conocereis, del norte de Escocia, allí nos esperaban dos semanas que intuíamos iban a ser inolvidables, os puedo decir ahora que no nos falló la intuición...

Paramos a comer y a hacer tiempo en un pueblito costero, con una playa todavía virgen. Un lugar que antaño fue famoso por sus baños termales, de agua de manantial, que actualmente han convertido en un centro de spa y en lugar de descanso.

Arriba, los famosos "cottages", que son una pasada de bonitos, aunque me hubiera gustado que vierais las alucinantes mansiones que rodeaban este pueblo, todas exquisitas, recicladas del pasado, alucinantes, muy, muy bonitas.

Después de comer en un parque junto al mar, dimos un paseo por las inmediaciones, para deleitarnos en los pequeños detalles. Nos mezclamos con la gente que hacía correr a sus perros, también con los que se tomaban un café mientras veían jugar a sus hijos en una zona infantil.

Arriba una peculiar pareja enamorada y feliz, probablemente disfrutando de una hermosa luna de miel.

Para terminar la etapa turística de nuestro viaje, dimos un paseo por el parque que bordeaba la playa y después nos metimos en la arena a pasear por la orilla del mar.

La playa era preciosa, y lo mejor es que estaba practicamente desierta.


Abajo la mesa donde comimos.
Y ahora sí, termina aquí otra etapa de este viaje que ha sido inolvidable, pero nos queda el postre, exquisito, lo mejor de lo mejor, porque nos faltaban un par de horas para llegar hasta un lugar que ya forma parte de mi corazón, donde he dejado un trocito de mi alma, la costa de Moray Firth, donde teníamos una misión muy especial que ya os queda nada para descubrir.

2 comentarios:

carmen dijo...

Menudo viaje, que bonito todo, siempre te digo lo mismo dirás, pero hija no soy tan buena redactado como tu, así que mejor omito los comentarios y seguiré leyéndote para ver como acaba todo.
Besos

Lorena dijo...

Carmen: Siempre es un placer leerte, gracias guapa, ahora viene lo mejor en mi opinión, o al menos, lo que más me gustó. Besitos!!!