domingo, 11 de septiembre de 2011

FORMACIÓN.


La casa era rara, pero me encantaba porque resultaba acogedora. Tenía un popurri de muebles combinados sin orden ni concierto pero el resultado final transmitía cierta armonía, que creo que era de lo que se trataba.

Requisito obligado ir descalzos por encima de la moqueta a la que los ingleses tienen mucha afición, es raro encontrar una casa que no tenga el suelo cubierto por esta tela.

El segundo día el tiempo no acompañó, pero aunque lo hubiera hecho teníamos primero que recibir unas nociones mínimas antes de salir al mar.

Kevin nos explicó todo lo que podíamos encontrarnos, lo que haríamos durante el curso, lo que aprenderíamos y en qué consistía nuestro trabajo.

Aprendimos a pedir socorro en caso de emergencia. Pedro se reía de mí porque tomé buena nota de cada frase y de cada botón que tenía que apretar en caso de necesidad.

Nos enseñaron varias maneras de hacer nudos. Una era para que, en el caso de caída accidental al agua, pudieramos ser rescatados sin dificultad y sin escurrirnos, también los nudos se usaban para atar el material a la lancha, o las boyas al llegar a puerto.

Nuestra función era colaborar con Kevin en el proceso de identificación de cetáceos cuando saliéramos al mar. Apuntar los números de los animales avistados para ampliar el censo y mantener un control de la población, grabar los sonidos bajo el agua, intentar poner un gps a las ballenas en el caso de avistarlas para hacer de este modo su seguimiento, un sinfín de cosas cuyo funcionamiento nos explicaron al dedillo.

Tras los nudos, nos detallaron los trucos y cuidados que teníamos que tener con los trajes especiales que iban a ser nuestro uniforme en la lancha. También el funcionamiento del chaleco salvavidas y el modo de organizarnos en la primera salida.

Hicieron el reparto de material, distribuido por tallas y números, de modo que durante los próximos días cada uno de nosotros debía encargarse de todo lo que tenía asignado. Nos llevaba un tiempo equiparnos, meterse en el traje resultaba bastante engorroso.

Como los trajes eran muy aparatosos y necesitaban ser embadurnados con polvos de talco, salimos a la calle a hacer la primera prueba.

No es un pijama, es el forro polar que llevábamos debajo del traje. Se llama "Woolly bear", pero Pedro se equivocó y le llamó "woolly goat", que es el nombre de unas cabras muy peculiares, con mucha lana. Esta equivocación fue una de las bromas que durante todos los días estuvo presente, "woolly goats" arriba y abajo, pasamos muy buenos momentos gracias a los "Woolly goat".

Arriba, Gena e Izzy nos explican hasta los más mínimos detalles y problemas que nos podíamos encontrar durante la odisea de entrar en el traje.

Pedro con sus preguntas interminables y sin dejar de coger apuntes.

La oficina fue el lugar de encuentro, trabajo y formación durante los días en que el mal tiempo no acompañaba para salir al mar.

Por último, la primera foto del equipo de voluntarios. De izquierda a derecha, Pedro, Dirk, yo, Janet y Sirkka.

4 comentarios:

Carlos dijo...

Bruuutal!!!!

Lorena dijo...

Carlos: La verdad es que ha sido flipante, ya verás. Un abrazo.

Lorena Renau dijo...

Más, más, queremos más! Quiero saber que os deparó el mar! Esperaré, tic, tac...

Lorena dijo...

Lorena: Pues paciencia que es la madre de la ciencia, jajajaja, besines!!!