

"Todo lo que se ofrece gratis se degrada, porque vivimos en un mundo donde lo que no tiene precio no es apreciado".
Me gusta muchísimo leer las enseñanzas de Osho. Para unos será un sectario, para otros un chiflado, para mí Osho es la luz en la oscuridad, porque sus reflexiones sobre la vida me aportan un punto de vista diferente, y sobre todo, si consigo aplicarlo, que eso es otro cantar, me aporta serenidad, hermosa palabra, ¡y tan necesario sentirla cuando el alma anda agitada!.
Uno de los libros que estoy leyendo, y digo uno porque llevo tropecientos en marcha, es, "El equilibrio cuerpo-mente", de Osho precisamente. Es un libro que tiene que ser leído con calma, no valen las prisas porque hay que meditar lo que te dicen las palabras en él reflejadas. Palabras que te traspasan, que tienes que dejar entrar y después aplicar,¡difícil misión!.
El libro, hasta donde he llegado, viene a decirte que, la sociedad está enferma, que es absolutamente infeliz, y que el que es feliz, resulta que parece un loco por serlo, y es tachado como tal. Si sonríes sin razón aparente, pensarán que te falta un tornillo, te preguntarán qué te pasa, porque ser infeliz es lo habitual, todo el mundo lo es, y así crecemos, creyendo que la desdicha es algo unido a la vida, nos lo inculcan aunque vaya contra natura, y vivimos acelerados, olvidando la vida que sería natural, la que fluye como un río, para vivir una vida casi esquizofrénica. Esto hace que muchas personas estén donde no deberían estar, y sean lo que no deberían ser, así que se sienten desdichadas. La separación de lo que somos en la raíz de nuestro ser, aumenta, y olvidamos el camino de regreso a casa, a los orígenes, a la naturaleza. Y esto no es de Osho, es mío, estoy absolutamente convencida de que, la separación de la naturaleza, hace que se pierdan los valores más importantes, la capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas como el soplo de la brisa fresca, el aleteo de un gorrión, el olor del azahar o de las flores en primavera.
Otra de las cosas que Osho analiza en este libro es, la falta de atención hacía nuestros cuerpos, que son nuestras casas, lo que nos sostiene, lo que nos mantiene. Olvidamos el cuidado del cuerpo, olvidamos escucharlo, y al final enferma. En fin, muy místico todo, pero muy interesante, conforme lo leo, me lo creo, aunque ponerlo a la práctica es otro cantar. Cuando una lee estas reflexiones, de pronto se para un poco, surgen preguntas, surge el movimiento "slow", que yo intento aplicar pero con mi naturaleza hiperactiva, es complicado, tengo que recordarme que debo respirar.
Soy feliz, por regla general, con ratos infelices, a veces, así que, debo de estar loca. Pero pienso, que sólo por haber nacido aquí, en esta parte del mundo "privilegiada", tengo que estar ya más que agradecida, aunque quien sabe, quizás en esta parte del mundo se pierden muchas cosas, porque en otros rincones no tienen nada y siempre sonríen, quizás al final, en esta parte del mundo estamos repletos de pobreza, pobreza en el espíritu, porque se nos ha dado todo y asumimos que es normal lo que no lo es.
El año pasado, en mi libro de inglés, leí la historia de una chica inglesa que ganó un montón de millones de euros en un concurso y los donó todos a un orfanato de la India. La gente le decía que cómo había hecho eso, si ella misma no tenía sus estudios terminados, ni un piso propio, o un coche, o una vida estable, y quizás le hiciera falta algún día. Ella contestó que tenía posibilidades de conseguirlo todo, que era rica sólo por haber nacido en Europa, y tras su experiencia de trabajo solidario en el orfanato al que donó el premio, sabía con certeza, que ese dinero hacía falta, porque esos niños no tenían, ni siquiera, un futuro con el que soñar cambiar sus vidas. Las palabras de esta chica en respuesta a la insistencia de sus amigos para que se quedara con el premio fueron: "nosotros ya somos ricos".
Hace poco, vi un reportaje de Nepal y un español que reside allí comentaba que le sorprendía cuando la gente decía: "pobres Nepalíes", porque en realidad deberían decir: "pobres de nosotros".
Como creo que viene a cuento, voy a poner un trocito interesante, para meditar, de una entrevista que hicieron a Pedro Cavadas en "El País". Disfrutarla y sobre todo, digerirla.
"Querer tener y tener y tener genera una situación de infelicidad continua hasta que te das cuenta.
Los occidentales somos blanditos porque desde que nacemos estamos entre algodoncitos.
En las zonas duras del planeta, la gente no está de mala hostia todo el día. Al revés, lo pasan mal, pero los ratitos en que no lo pasan mal están alegres. Bailan, cantan. ¿Cómo es esto posible?. En Occidente lo tenemos casi todo, o eso nos hacen creer, y estamos de mala leche todo el tiempo. Estamos deseando siempre otra cosa. Allí no tienen nada, no desean nada y están más contentos que Dios. Y piensas: «A lo mejor habría que aprender un poco más de esta gente».Yo me había metido en una ratonera absurda de comprarme un coche cada vez más grande."
"....es la cirugía (la estética) de las sociedades saciadas. Cuando alguien está saciado, tiene más comida de la que puede comer, más música de la que puede oír, más placer del que puede experimentar, entonces se empieza a preocupar por la puntita de la nariz o el michelín.
Cuando la gente tiene vidas duras, y la mayoría de la humanidad las tiene, no se preocupa de eso. Y no es tan infeliz. Al revés."