jueves, 3 de noviembre de 2011

SENDERO BOTÁNICO(BENASQUE).


El sendero botánico sigue un recorrido marcado donde cada árbol tiene su descripción. Allí pudimos ver de nuevo tejos, abetos, pinos negros...

La verdad es que no tenía desperdicio. La ruta no es complicada, nosotros íbamos con Ardorina embarazada que aguantó como una campeona, y merece la pena el paseito entre un bosque con gran variedad de flora entre la que se abren paso preciosas cascadas que terminan su vida en el río.

Lo que más me gustó de esta ruta fueron las sorpresas, me explico, conforme avanzábamos el lugar cambiaba muchísimo, de repente estabas subiendo una colinita y al final te esperaba un paisaje espectacular, que lo mismo te adentrabas en un hayedo, que tenías que atravesar puentes grandes y pequeños sobre arroyos, o sobre el mismo río.


Este puente era un vértigo, para mi al menos. El suelo era de rejilla metálica, así que daba bastante impresión cruzarlo, sobre todo para aquellos a los que las alturas no nos entusiasman, pero merecía la pena tomarse unos minutos al atravesarlo para disfrutar de todo lo que lo rodeaba. Era un rincón muy bonito, donde el sonido del agua resultaba ensordecedor de tanta fuerza con la que caía de la montaña al río.



El hayedo fue lo que más me gustó. Es el escenario perfecto para creer en las hadas y los gnomos, porque si existen, seguro que viven en un lugar así. Cuando te adentras en un hayedo la humedad en el ambiente crece, está más oscuro, te sientes abrazada por los árboles. Las hayas extienden sus ramas en busca de luz, haciendo formas preciosas en el aire, y en su búsqueda, te ofrecen abrigo y la oportunidad de mirar hacía el cielo a través de un techo de hojas de colores muy distintos.


Claro que, los hayedos también pueden ser lugares siniestros y oscuros, porque los árboles dan una sombra excepcional y según los ojos que los miren...


Arriba, Ardorin bailando o algo parecido...que lo explique él porque yo no sé definir lo que está haciendo. Abajo, en lo alto de una pequeña colina, encontramos un banco de madera donde estuvimos un ratito disfrutando de las vistas y de los sonidos. Como vereis, Pedro no tiene pies, es por este motivo por el que hay que recalcar al fotógrafo que no se olvide de sacarlos...


En muchos momentos me adelanté, me gusta, a veces, abrir camino, sentir que estoy sola en un sitio así, porque es la mejor manera de tener "encuentros" con otras formas de vida, y los tuve, con algunas aves, conejos y ardillas. Mientras, ahí podeis ver a Pedro con los Ardorines, que se paraban cada dos por tres a mirar los árboles, el objetivo principal de una ruta que lleva este nombre.

Otra foto con el automático donde Ardorina se ha esfumado, pero está justo detrás de Pedro, aunque no se la vea...
La foto de abajo me gusta mucho porque salgo yo pero no se me ve a simple vista, te has de fijar para ver que estoy abrazada a un árbol.

2 comentarios:

Ardorín dijo...

Por alusiones:
En la foto que salgo en pose "rara", vaya usted a saber en que estaba yo pensando o que me impulso a "desencorsetarme" de tal modo. A veces las neuronas se desconectan y pasan cosas como esa ( o como la del río, aunque en esa mejor no matizamos nada).
Sobre los pies de Pedro. No me di cuenta del mal encuadre, MEA CULPA. Es por eso que cuando me doy cuenta del error, y dado que eres tan "forofa" de los pies en la foto, en ocasiones los fotografío solos, para que así te quedes contenta con los dichosos pies.
Explicado queda.
Agur

Lorena dijo...

Ardorín: es que eres la alegría de la huerta, sólo que vas disimulándolo, y claro, la cabra tira al monte...en cuanto a los pies, menos mal que soy pesada, que si no...