martes, 22 de noviembre de 2011

MIRADOR DE PEÑAS BLANCAS, (VALENCIA).


Dejamos el coche en el taller de un pueblo que se llama Villargordo del Cabriel, y nos fuimos de excursión. Hace unos años, se averió en la autovía justo a la altura de este pueblo y de un taller mecánico que desde aquel momento nos tiene como clientes, así que, tras el tute que le pegamos en Escocia, había que hacerle unos arreglillos, y mientras, nosotros aprovechamos para perdernos por el monte.

Nos recomendaron la visita al mirador de Peñas Blancas e iniciamos el camino siguiendo una antigua carretera, ya en desuso, que me recordaba a las de mi infancia, cuando íbamos a Cáceres en un dos caballos y el viaje se hacía eterno.

Y es que parecía que el tiempo no hubiera pasado, porque esta carretera mantiene señales que ya no se ven, quitamiedos de hormigón, carteles informativos que se oxidan por el paso del tiempo y aún la hacen más interesante. Comprende un tramo de las cuestas de contreras, y tiene unas curvas cerradísimas que en coche tienen que provocar un mareo del carajo...

Visitamos una antigua torre de telégrafos, algo que me pareció muy interesante. Resulta que hay un montón de estas torres en línea, hasta que llegas a Valencia cada 15 kilómetros de distancia se ven los restos de algunas de ellas. Como llevar los mensajes sobre un caballo o andando, era muy costoso en tiempo, recurrieron a este invento. Mediante diversas señales por medio de un mecanismo operado por personas(había tres, uno de ellos aprendiz), las torres, en cadena, repetían el mensaje de la anterior. Eran mensajes encriptados y normalmente relacionados con algo del gobierno. Los operadores no conocían el contenido del mensaje. Vivían allí, armados, porque manejaban información muy importante, y si se escacharraba el sistema, mandaban al aprendiz andando, escopeta en mano, a dar el mensaje a la torre siguiente.


Camino del mirador, paramos en una fuente que anunciaba una de las señales. Tuvimos que coger un desvio a la derecha, pero pensamos que podía ser interesante. Alrededor de estas fuentes, a veces, se encuentran muchos animalitos, algún charquito con ranas o renacuajos, muchos pajaritos que bajan a beber...pero la fuente estaba medio seca y no tuvimos mucha suerte, eso sí, nos sentamos un rato a disfrutar de todos los sonidos que nos envolvían.


Y llegamos al mirador. Es un punto donde termina el sendero y tiene unas excelentes vistas de las inmediaciones.

Ahí podeis ver Contreras.

¡Prueba superada!, ¡premio!.

Y en esta explanada, comimos, leimos y dormimos una siesta maravillosa, relajante, tirados en el suelo, sintiendo la tierra latir bajo nuestros cuerpos. Las maravillas de la naturaleza, que tiene unas vibraciones y una energía que te dejan como nuevo/a. Nos costó un poco ponernos de nuevo en marcha y regresar al pueblo.

Esta foto no pude evitar hacerla, y es que yo siempre tengo una broma con Pedro caa vez que pasamos por aquí y leemos el nombre de "Villargordo del Cabriel", así que quizás estas fotos no os sugieran nada, pero a nosotros sí, por eso las pongo.


Nos reímos mucho de la imagen de Pedro durmiendo en un banco en la plaza del pueblo. Yo me puse en el punto opuesto porque le anuncié que no le conocía, y es que en un pueblo tan chiquito, esto de acostarse a dormir en un banco es toda una extravagancia. La gente pasaba y las caras eran un poema, algunos cruzaban la acera. Tras su segunda siesta, grabamos unos videos divertidísimos con un Pedro muy inspirado como protagonista. Nos reímos muchísimo, la verdad, y para terminar el día, fuimos a recoger el coche y como aún no estaba, nos pasamos unos minutos entretenidísimos viendo las cosas extrañas que hacían una banda de pajaritos. Un día redondo, sin duda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh!! ahi esta mi querido pueblo!!! menuda descripcion de lo bien que se pasa alli!!

Anónimo dijo...

Esto os lo habéis preparado muy bien ¡Enhorabuena!

Lorena dijo...

Anónimo: Ese lugar es el último recuerdo de mi vida pasada, me alegra saber que a ti te ha dibujado una sonrisa, con esa intención se escribió justo el último día de mi vida de antes, el día del tsunami como lo llamo yo:). Gracias por tus palabras!