martes, 14 de septiembre de 2010

FAGUS.


En el Centro, los fines de semana los trabajos se reducían al máximo, y eso, nos permitía viajar por Portugal. Normalmente, siempre había un voluntario que se ofrecía a quedarse para hacer la vigilancia de incendios, pasear a Giló, y rellenar los recipientes de agua de los lobos.
Henrique, se empeñó en llevarnos a una isla con forma de tortuga que según nos explicó, era una de las maravillas de Portugal. Finalmente, en el ferry no hubo plazas ya que el cupo de visitas permitidas es limitado, así que, pasamos una mañana en Peniche, un pueblo costero, que me sorprendió por las enormes distancias que hay desde la orilla del mar, hasta los edificios. Nada de apartamentos metidos en la playa, las dunas están bastante respetadas, y para llegar hasta el agua, tienes que atravesar un desierto de arena que hace que el lugar tenga un encanto especial, esperemos que dure así muchos años.


Óbidos es un pueblo demasiado turístico para mi gusto, pero es innegable que es precioso en todos sus rincones. Es de esos lugares, en los que te sientes llena de sensaciones positivas que te aportan los colores de las flores, la algarabía de la gente paseando por sus calles, se respira en el aire las ganas de vivir..., la cantidad de reclamos alrededor de uno/a hacen que la mente se distraiga, se desconecte de todo y esté concentrada en pisar bien el suelo empedrado para no terminar con los huesos por tierra, y en mirar las maravillosas iglesias repletas de azulejos en su interior, los nidos de las golondrinas colgando de las tejas de las casas, casi al alcance de la mano, y las tropecientas mil tiendas de souvenirs que te devoran la atención, de tantas como hay, a ambos lados de la calle, completamente pegadas las unas a las otras. La sensación era parecida a la que tienen los niños de ahora en sus cumpleaños o en reyes, que de tantos paquetes por abrir, no saben para donde tirar, por cuál empezar, pues algo así...

A mí, me gustaban especialmente, las imágenes como la de abajo. Mujeres cosiendo en la calle. Eso ya se va perdiendo y siempre llama la atención cuando se ve a alguien trabajando las telas con sus propias manos.

Los muros de piedra vieja de Óbidos, han sido testigos de luchas brutales entre árabes y cristianos, y antes que ellos de romanos, visigodos y vete tú a saber de cuantísimos más...si las paredes hablaran...Me pasa un poco como a Félix, que cuando apoyaba la espalda en las piedras, se acordaba del hombre del paleolítico y guardaba la ilusión de que, antes que él, se había apoyado un hombre del pasado, en la misma piedra.
Me parece inevitable pararme a pensar lo de los muros, las piedras y las paredes, lo que habrán visto y oído, si hubieran tenido vista y oído, claro. Cuando tenía ocho años, en el colegio, tenía un profesor que se llamaba Don José, y siempre nos contaba que las paredes se tragaban las palabras, que lo escuchaban todo y retenían la información. Contaba que si en una casa muy vieja, ponías a grabar los sonidos aparentemente silenciosos de las estancias, después podías escuchar las voces del pasado, atrapadas en las piedras porosas por siempre jamás.

Mientras disfrutais de las imágenes de Óbidos, yo sigo hablando de lobos, de algunas curiosidades, por ejemplo, os voy a explicar porque es tan importante controlar el agua de las instalaciones lobunas. Para empezar, porque en verano el calor sofocante la evapora y la calienta demasiado, hay que ir renovándola, pero lo más importante, los lobos necesitan agua porque ¡les encanta!. Después de comer, beben muchísimo, y es un requisito necesario en el territorio de un lobo. Son buenos nadadores, pueden cruzar sin problemas lagos y ríos, así que ya veis, nunca te acostarás sin saber algo más...
Mi Pedro, vió uno de los días que salió a controlar el agua, como Faia se rebozaba, literalmente, en el interior de uno de sus recipientes. Dice que es el recuerdo que más grabado se le ha quedado de todos los que se lleva del centro lobo. Faia feliz sumergiendo su cuerpo en su piscina particular. De hecho, en concreto Faia, siempre intentaba engancharme la manguera cuando iba a renovar el agua, tenía que engañarla y ser más rápida que ella, ¡y os aseguro que me lo ponía bien complicado!.

En la foto de abajo, podeis ver el licor de chocolate, lo más típico de Óbidos. La tacita es comestible. Primero te bebes el licor, y después, te comes la tacita. Me atiborré con las tazas de dos o tres que no tenían la misma adicción al chocolate que tengo yo.


Óbidos siginifica "Ciudadela". Tiene un castillo y una alcazaba casi intactos desde la época musulmana. Es un contraste de épocas, un batiburrillo que te traslada en el tiempo un poco, así que no me extraña que en este lugar se celebren numerosos mercados medievales y sea especialmente conocido por esto. Podeis ver en la foto de arriba el castillo, subir a lo alto de la muralla debería ser obligatorio para todos los visitantes, a mí me dió un poco de vértigo, pero las vistas merecen la pena.

Os hablaba antes del lobo y el agua. Los amerindios creían que el lobo era el encargado de lavar el alma humana para que el espíritu se purificara y pudiera entrar en la Tierra prometida. Era también el guardián del camino que debían recorrer los difuntos para llegar al otro mundo.

Le llegó el turno a Fagus. Nació en cautividad en 1998, pero no en el centro, al centro llegó junto con su hermana que murió casi de inmediato, y Fagus se debatía también entre la vida y la muerte, porque estaba en unas condiciones deplorables. Finalmente, consiguieron sacarlo adelante y ahora está tan guapo como podeis ver en las fotos.

7 comentarios:

carmen dijo...

Que bonito el pueblo, como no se ven las tiendas que dices, parece que no esté aun "colonizado" por los turistas, se ve un pueblo con sabor a pueblo.
Que eso de ir de voluntario y además tener dias libres, está muy bien eh, si me cogieran al año que viene me voy con vosotros, jajaja.
Besicos

Lorena dijo...

Carmen: Pues te puedes venir con nosotros al fin del mundo. El pueblo estaba petado de gente y de tiendas, pero he intentado poner fotos de callejones laterales donde no había nadie, ¡y es que estábamos todos en la misma callejuela!, la central del pueblo, que es superbonita. Besets Carmen!!!, ya te estás aficionando a los lobos, ¿no?

Gema dijo...

Eres una persona muy especial
Llevas dentro de ti algo muy hermoso,se nota cuando escribes tus emociones y sentimientos
Te admiro,y deseo que sigas disfrutando asi de esta maravillesa vida
un abrazo
amelia

Comtessa d´Angeville dijo...

QUÉ ENVIDIA DE TODO VUESTRO VIAJEEEEEEEEEEEEEEE.

Y estoy con lo que dice Gema.

Lorena dijo...

Gema: No sé si me has pillado con el día tonto, que puede, que a veces hilan fino los sentimientos, pero me has emocionado con tus palabras y te las agradezco muchísimo, porque dicen que cuando alguien te dice algo malo, necesitas que te digan cinco cosas buenas para que la cosa mala quede en el olvido, así que estas palabras las guardo en mi corazón para cuando tenga que sumar cinco recuerdos bonitos para restar uno malo, que a veces pasa,¡¡muchísimas gracias Amelia!!.
Comtessa dÁngeville: Me encanta tener a la comtessa por aquí!, puestos a tener envidia,yo me iría ahora mismito a tomarme un café con pastas contigo allá arriba, porque sigo buscando el norte. Muchas gracias bonica!, besets.

Comtessa d´Angeville dijo...

Pues este año ya llegas tarde (cerramos Turtagro este domingo), pero a partir del mayo que viene aquí volveré a estar!

Lorena dijo...

Comtessa d´Angeville: Pues a ver si se nos cruzan los cables y regresamos a Noruega que falta me está haciendo, jajajaja...Turtagro, me gusta la idea, a ver que dice el destino al respecto. Gracias guapa!