domingo, 26 de septiembre de 2010

EL CASTILLO DE POZA DE LA SAL.


Poza de la Sal. Ese es el lugar donde tiene que comenzar o terminar un viaje en el que se siguen las huellas de Félix Rodríguez de la Fuente. Es el lugar donde nació, el lugar donde creció y el lugar que le marcó. Leyendo su biografía, es fácil darse cuenta de que amaba estas tierras profundamente. Creció rodeado del paisaje del páramo, de las salinas, de los vuelos de los halcones peregrinos, de los lobos...Una infancia que modeló al hombre que después sería, en plena naturaleza, libre, le permitieron ser niño en un entorno en el que su curiosidad infantil pudo ser satisfecha.

La primera parada la hicimos en el Castillo, antes de llegar al pueblo. Poza de la Sal, tuvo una gran importancia hasta el siglo pasado, gracias a la sal que se encuentra bajo el suelo. En busca de este mineral, pasaron por este lugar los romanos, visigodos, nobles y reyes en la edad media...hasta el siglo pasado. Un pueblo fortificado, con riqueza y esplendor, que peligraba de ser atacado en tiempos de penuria, por este motivo la familia Rodríguez de Rojas, mandó construir este castillo en el siglo XIV.

Subimos al castillo, abierto al público de par en par, de acceso totalmente libre, y cuando llegamos arriba, un señor nos recibió con muchas ganas de charlar. Lo primero que nos dijo fue: "Esto es un timo". Lo del timo no lo entendí muy bien porque no habíamos pagado nada, ni tampoco se nos prometía nada. Después añadió: "¡Y encima, es que no se han molestado ni de asfaltar el camino de entrada!. ¡Tienen esto abandonado!". Pedro y yo nos miramos en el acto. El castillo está en el monte, y el monte no se asfalta. No contento con esto nos dijo: "Vimos un castillo hace poco en otro pueblo, nos cobraron tres euros, y allí tampoco había nada". No sé yo que esperaba encontrar este señor en un castillo como el de Poza de la Sal, en el que os aseguro que las vistas son impresionantes.
Cuando este señor se fue, nos hizo reir un rato, porque todos nos enteramos de que se iba. Durante unos minutos, escuchamos los pitidos de su coche sonando repetidamente en cada curva que se encontraba en el camino. Todo un personaje.

Unos minutos después, confirmamos de nuevo, que el mundo depende mucho de los ojos que lo miran. Llegó una familia con cuatro niñas, y una de ellas exclamó al ver las vistas: "¿Ves abuelo?, ha merecido la pena subir hasta aquí, es precioso". Nosotros pensábamos lo mismo.

Con Poza de la Sal bajo nuestros pies, debo reconocer que estaba muy emocionada después de haber leído tantas cosas sobre este pueblo, del puño y letra de Félix además. Todo me resultaba enormemente familiar. Era muy consciente de que estaba paseando por un entorno donde se formó la personalidad de un naturalista que determinó después, un comienzo al cambio en nuestro país.

A mí me llevó hasta este pueblo burgalés mi pasión por Félix, pero debo reconocer que no tiene desperdicio. Las salinas han sido declaradas bien de interés cultural, y la verdad es que es interesantísimo ver lo importante que es la sal en el mundo. El diapiro donde se originan las salinas, domina el paisaje, está considerado como uno de los tres mejores del mundo. Para los amantes de la geología, este rincón es ideal.
Abajo, podeis ver una nevera que está ubicada muy cerquita del castillo.

7 comentarios:

Alicia dijo...

Jajaj, qué hombre!!! Es que me lo veo "esto es un timo y además no está asfaltado!" Y luego bajando las curvas pitando cada dos por tres, ayyyy. Me imagino que os mordistéis la lengua cuando os dijo lo del aasfalto. Las vistas preciosas de verdad. Muchos besitos

Lorena dijo...

Alicia: Te confirmo que nos mordimos la lengua, jajajajaja...todo un personaje. Besets bonica!

Perico dijo...

Al personaje del timo puedo darle la razón en lo de abandonado, no sólo en el lugar que mencionas sino con buena parte de nuestro patrimonio.

Pero por otro lado, tiene una visión bastante arraigada en nuestra sociedad: la de que el asfalto debe llegar a todas partes. Algo así como aquella individua que justificaba la destrucción del litoral con el razonamiento de que "en un momento dado decidimos dejar de vivir en cuevas y empezar a vivir en casas". Con raciocinios como estos, entiendo que estemos como estamos. Aún nos pasa poco. Y como comenta Alicia, sí hija sí, nos tuvimos que morder la lengua.

Besos.

Perico dijo...

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Lorena dijo...

Perico: Bueno, tú fuistes testigo del señor de Bilbao y lo que nos reímos con sus pitidos, hay para todos los gustos. Besets!

Anónimo dijo...

Perico, no digas bobadas. Si un castillo como el de Poza, en el q se ha restaurado TODO, desde la entrada (escaleras, puerta, etc...) hasta arriba (barandilla). A veces parece q para algunos la cuestión es protestar sin ton ni son...

Perico dijo...

Anónimo, siento no coincidir contigo. Si el castillo ha sido restaurado, como tú dices, desconozco el estado anterior así que no quiero ni imaginar cómo estaría antes.

Por otro lado decirte que me ratifico en el estado de abandono de buena parte del patrimonio que tenemos. Para mí no es una cuestión de rajar por rajar. Opino sobre lo que veo y ya está.

Un saludo.