martes, 16 de noviembre de 2010

ÉRASE...


Me gusta mucho el frío, porque cuando lo siento, la vida se manifiesta, me "despierta", me hace sentir todo con intensidad. El frío favorece los contrastes, se mete en tu piel y se resiste a abandonarte.
En este pueblito de Cáceres, en la "Tara" de la que os hablaba ayer, se notaban ya todas esas sensaciones que te envuelven cuando empieza el frío. Cuando no sabes cómo salir de la cama sin que te entre una tiritona, cuando te pones gorda de tanta ropa que te colocas encima, y cuando, al entrar en casa, corres despavorida a pegarte como una lapa a una chimenea encendida para entrar en calor por delante y "arrecirte" de frío por detrás...

Los contrastes permiten saborear más los pequeños placeres, y sin ellos, sería imposible tener una referencia para comparar. Así que, pasas un poco de frío y el fuego encendido se convierte en un calmante para esa sensación, lo disfrutas el doble.

Distorsionando el poema de Quevedo, podría titular este post: "Érase una mujer a una chimenea pegada...".
En las fotos de arriba, podeis ver los "tajos", son esos pequeños asientos fabricados con corcho que resultan ideales para sentarse junto a la lumbre. Son muy típicos en Extremadura. Así que, me agencié uno de ellos y me proclamé a mí misma, dueña y señora de la fogata. Fuego para calmar el frío, fuego para relajar el espíritu, fuego para cocinar, también para desprenderse de la ropa poco a poco y sustituirla por otra previamente calentada, ¡qué sensaciones tan maravillosas! y después de todo el ritual, sentarse a asar castañas por las tardes para merendar...

Las mazorcas de maíz para cenar junto con nuestras salchichas vegetarianas...

Las reuniones familiares junto al calor de la llar no tienen desperdicio. Nos reímos mucho con mi tía, por las caras de asco que puso al probar el maíz por primera vez en su vida. Decía que sabe a leche ácida e hizo un esfuerzo sobrehumano para comerse media mazorca. Las migas, todas esas comidas caseras, comidas de antaño, con sabor a pueblo, con sabor a los guisos de mi abuela...

El fuego que lo cambió todo hace tropecientos mil años, sigue siendo imprescindible hoy. El fuego que se ha de mantener vivo en su llama, como las relaciones, que se mima, que se cuida, que une a las personas a su alrededor, que fomenta las conversaciones, que es un bálsamo que calma y relaja, que nos cura del frío y cocina rico nuestras comidas. El fuego que ha servido para comunicarse, para dar luz a los candiles, para asustar a los animales salvajes, para hacer el pan de cada día...¿os habeis planteado alguna vez qué sería de la humanidad sin el fuego?.

6 comentarios:

Alicia dijo...

Ohh, qué acogedor!!! Me encantan las chimeneas, no hay mayor placer que sentarse en frente de una chimenea a leer mientras se oyen las chispas de la lena al quemarse... También me gusta meterme en la chimenea con la bolsa de agua caliente. Besitos!

Lorena dijo...

Alicia: Y si llueve fuera...uffff, ¡menudo lujazo!, y ¿cómo es eso de meterte dentro de una chimenea con una bolsa de agua caliente?, besotes!!

Paulittta dijo...

A mí también me encantan las chimeneas pero odio el frio, no me gusta nada la sensación ni ponerme la ropa de abrigo...me pica la lana!! jeje

Lo que me encanta es despertarme cuando hace frio y ponerme la ropa calentita porque se ha calentado unos minutos en el radiador :-)

No conocía los asientos de corcho, que curiosos!!

bessisss

PD: Por cierto, busqué la bufanda roja y ya la tengo guardadita en una bolsa para cuando dentro de unos añitos haya mini Paulas/os por el mundo jeje

Lorena dijo...

Paulitta: Para gustos colores. ¿Has visto?, la bufandita es importante porque un día habrá un pequeñín en el mundo que disfrutará lo mismo que disfrutaste tu con ella al cuello.
Los Tajos son una maravilla, yo tengo tres, dos en el pueblo y uno en casa. Besis!

Cristian dijo...

Por favor!!!! Que buenas las castañas asadas y las migas!!!!!!!! A mí las castañas me recuerda que ya estamos entrando en invierno y a veces, voy paseando por la calle y veo a gente asando castañas y hay veces que no puedo resistir la tentación!! Y en el pueblo de mi madre, las migas las comemos con uva!! Si no lo habéis probado, os lo aconsejo!!

Lorena dijo...

Cristian: Las castañas es un gustazo comerlas asadas al fuego de la chimenea, ¡me está entrado hambre!. Las migas con uva no las he probado. En Cáceres se hacen con pimientos y torreznos. Muy rico todo, es verdad. Besotes Cristian!!