jueves, 16 de junio de 2011

PEÑAGALERA.


La ruta senderista de Peñagalera la localizamos por casualidad. Junto al río, vimos una señal que indicaba un camino ascendente, y decidimos subir a ver hasta donde llegábamos, sin saber de cuantas horas era la ruta que, finalmente, no terminamos porque la noche se nos acercaba con más prisa de la deseada. Eso es lo bueno de no ser esclava del tiempo, que te olvidas de que el reloj sigue avanzando, en mi caso porque nunca llevo uno encima, aunque lo normal es que en un momento de felicidad todo pase demasiado deprisa.

No sé si es peor subir o bajar, lo ideal es estar en la cima o en el valle, pero el camino hasta llegar a un sitio u otro, nunca resulta sencillo. Sin embargo, sólo podemos valorar las cosas a través del esfuerzo, al subir, siendo conscientes de lo que cuesta dar cada paso, al bajar, siendo conscientes de lo fácil que es rebalar, en ambos casos la respiración se entrecorta, el camino no es recto, está en vertical, por lo que el peligro de caer te mantiene en alerta convirtiendo así, en un pequeño éxito, cada avance.

Nos sentamos a disfrutar de lo que nos rodeaba en cuanto nos dimos cuenta de que el paisaje se había convertido en un espectáculo. Nos gustó una montaña que tenía en una de sus caras una frondosa vegetación cubriéndola, como un manto, transformada por uno de sus laterales en un barranco. Esperamos observando con paciencia todo cuanto rodeaba a ese lugar, con la esperanza de cruzar nuestras miradas con otro ser vivo, quizás alguna cabra montesa, pero no hubo suerte, aunque el paisaje cubría de sobra nuestras expectativas.

Arriba, dábamos vueltas sobre nosotros mismos, porque miráramos donde miráramos, el sitio resultaba alucinante, la vista podía alcanzar puntos muy lejanos, se podían localizar puertos, pequeños pueblos encajonados entre sierras...rodeados por el abismo, pisando suelo firme aunque con el vértigo pegado a nuestras sombras como una lapa, nos sentimos privilegiados por tener la oportunidad de disfrutar de un lugar así. Estas sensaciones son la gloria, son las que me confirman una vez más, que la naturaleza es mi religión, es lo más místico que conozco, lo que más se aproxima al camino de la vida, al crecimiento interior. En la naturaleza encuentro la esencia del todo, a ese ser que se llama Dios, que está en todas partes, o eso dicen, que para mí es energía y tiene forma de sendero, de árbol, de ser vivo en cualquiera de sus formas o manifestaciones, de mar o de río...La naturaleza es mi filosofía, mi plegaria, mi manera personalizada de rezar y mi cura, donde me encuentro cuando me pierdo, un bálsamo, un llenar de oxígeno los pulmones cuando empiezo a sentir que me ahogo, muchas veces en un vaso de agua, que hasta ellos se desbordan.

Allá en lo alto, rodeada de montañas, pensaba en lo hermoso que sería poder vivir siempre en las nubes, colgada del cielo, pero si siempre estuvieramos tan alto, es probable que termináramos deseando bajar, porque en realidad, todo es necesario, la luz no tiene sentido si antes no has vivido la oscuridad, así que las alturas necesitan su contrapunto sino, resultaría imposible valorarlas.

Peñagalera me aportó serenidad, satisfacción, fue un regalo, un recuerdo que siempre dibujará mi sonrisa. Me trajo sorpresas inesperadas, como el encuentro fortuito con un buitre que pasó casi rozándonos en su vuelo, a la altura de nuestros ojos, apenas a dos metros de distancia. Si hubieramos estado abajo, tan sólo hubiera sido un punto negro, pero allá arriba, estábamos casi en igualdad de condiciones.
Peñagalera me llevó a la improvisación de alguna travesura, me acercó al cielo, bueno, no me acercó, pude tocarlo, rozarlo con las manos al vuelo. Fue un final perfecto para bordar un día inolvidable.

5 comentarios:

María J. dijo...

Qué chulada de paseo Lorena! Solo con leerte me he relajado. Y las vistas, impresionantes.
Pero creo que hay que estar muy en forma para llegar arriba.... y yo ahora mismo estoy más quemada que la moto de un hipy (como diría mi maridin, je, je,)

Un besote,
María J.

Lorena dijo...

María J: Me alegra mucho saber que te ha servido de relax, de ventana al mundo, que, a veces, ¡hace mucha falta!. Un besote María.

Perico dijo...

Dios es un sendero, un árbol... de ahí que sea omnipresente, concepto que muchos de más sus devotos seguidores parece que todavía no han entendido o quizás no sea de interés entender...

Un post chachi.

1000

Perico dijo...

Activo comentarios.

Lorena dijo...

Perico: Chachi como uno de sus protagonistas. 1000, bombón!