lunes, 19 de julio de 2010

DOS EN UNO.


La primera parte del post comprende la visita a la iglesia de San Gregorio y Valentino. Está ubicada en Caldarola.
Me gusta entrar en las iglesias cuando están vacías, porque precisamente cuando no hay nadie es cuando más llenas las encuentro. Llenas de otras cosas que no se perciben cuando están abarrotadas. La espiritualidad de una iglesia se encuentra en sus silencios, en los ecos que se proyectan ante los más mínimos movimientos. No encuentro a Dios precisamente entre sus muros, porque para mí Dios está en otros sitios menos ostentosos, pero una iglesia vacía me aporta algo al alma parecido a lo que me puede aportar la naturaleza. Curioso, pero es así.

Iba avanzando lenta, curioseando las pinturas de la cúpula, las figuras de los santos, sumida en mis pensamientos, distraída de mis sentimientos, y de repente, me encontré con el banco que podeis ver en la foto. Menos mal que Stefano me advirtió, porque un paso más, y hubiera sido un paso en falso que hubiera hecho saltar la alarma de la iglesia. ¿Os imaginais la que se hubiera podido armar si se dispara la sirena de una alarma en un lugar tan silencioso como una iglesia?.

El letrerito venía a decir que un paso más allá del banco activaría la alarma. Menos que el traductor me advirtió.

Detalle de una puerta.

Abandonamos Caldarola y paramos a merodear por las inmendiaciones del castillo della Rancia.

Otro castillo más de tantos, que permanece muy bien conservado, rodeado de vegetación y curiosamente en suelo llano.

No hay comentarios: