miércoles, 6 de octubre de 2010
IRTA.
Más de una vez me han preguntado eso de: ¿playa o montaña?. De sobras es conocido que siempre tiro para el monte, pero el mar también me fascina, y ejerce un efecto relajante en mi espíritu. No me vereis nunca, salvo que haya un caso excepcional, en una de esas playas abarrotadas donde las personas se pelean por un trocito de arena para colocar la toalla, o donde los edificios de apartamentos llegan casi hasta la misma orilla. En estos casos, sin duda alguna, mi sitio es la montaña. Lo que sucede es que, aún encuentro cerca de casa, playas prácticamente vírgenes, rodeadas de pinos, lejos de la civilización, los chiringuitos, los paseos asfaltados, los apartamentos y el bullicio. Playas donde se puede escuchar el rumor del mar, sin interrupciones.
En la Sierra de Irta pude disfrutar el otro día, de una preciosa cala para mi solita. Una playa de arena, de conchas blancas y de piedras perfectamente redondeadas por el roce continuo del agua. Una playa con pinos, que invita a respirar, donde el mar llega para volverse a marchar, regalando sonidos de alto contenido relajante. En la zona de las piedras, las olas hacen música con ellas al arrastrarlas con una fuerza descomunal, es un bálsamo para todo lo que ande agitado y descolocado en el alma. Aporta una serenidad difícil de explicar, porque el sentimiento tiene pocas palabras. Sentada junto a la orilla, pegada a un buen libro en el que me era casi imposible concentrarme porque el entorno merecía más atención, miraba el mar inmenso, lleno de misterios, con profundidades donde el hombre no ha podido llegar, y con otras profundidas que han sido arrasadas sin piedad. Miraba ese mar que empieza, quizás, donde terminan los ríos. Ese mar que nos ha ofrecido, generoso, su alimento, su belleza, sus vientos, su música y también su furia en ocasiones, quizás como respuesta a nuestros abusos. Los mares, océanos, que siguen más allá de la línea del horizonte, rodeados de leyendas, de romances entre sirenas y marineros naúfragos, rodeados de suspiros y de sueños.
Esta cala donde me dejé caer para envolverme de la brisa y para chapotear como una niña, a pesar de estar poco frecuentada, recoge también en alguno de sus rincones, la presencia inconfundible de los despojos humanos. Una excusa perfecta para volver pronto y dar un paseo particular con la bolsa de basura en la mano, y es que no puedo evitar pensar que cada trocito de plástico abandonado puede terminar con la vida de una hermosa tortuga marina ahogándose al confundirlo con una medusa. Definitivamente,¡no sabemos lo que tenemos!.
Pd: Este post se lo dedico a Irta, una niña de los bosques, pero también del mar, que va a cumplir su primer mes de vida y que ha sido un sueño hecho realidad.
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9 comentarios:
Estas más cerca del kayak de mar ;-)
Carlos: Ay, me parece que a tanto no llego, que a mi el kayak me da claustrofobia, jajajaja, un abrazote Carlos!!!
Ohhhh, Una playa!!!!!! No me cuentes estas cosas cuando estamos entrando en el invierno por estas tierras que me deprimo... ohh, veranoooooooooo, ohhhhh soleeee míoooooooo.... Besitos y disfruta de estas cosas que tienes tan cerca (bueno no hace falta que te lo diga que tú ya lo haces, jeje)
Menos mal que se pudo parar a tiempo, pero ya intentaron meterle mano, y todavía están en ello, pero bueno esperemos que no vaya adelante ningún proyecto de los que mucha gente querria ser partícipe.
El lugar precioso y el tiempo también.
Besicos.
Alicia: ¡Pero si tu has sacado jugo al veranitoooo!, yo todavía no habia pisado una playa...pero bueno, no te preocupes que lo disfruto, además en invierno me gusta mucho más que en verano. Rarita que es una...si quieres hacemos como esos programas de la tele, cambiamos de casa!!!, jajajaja
Carmen: No, si a mi esto me da miedo, porque parece que si no se destruye no es bonito, no sé, esto es el mundo al revés. De momento, y por fortuna parece que se mantiene. Como me dijo una mujer un día justificando las construcciones a orilla de playa: "es que hemos elegido vivir en casas, no en cuevas...", aaaahhhh, muda me dejó, porque ya me dió a entender que no tenía ni idea de como funciona una playa y lo perjudicial que es el hormigón para la posidonia, que al fin y al cabo es un ecosistema.
Besitos a las dos.
Hola Lorena,
Me alegra mucho que hayas descubierto mi playa secreta. La visito con mi familia cada vez que vamos al camping. Mis hijas la llaman la "platja de les petxinetes trencades" pues la arena no es arena sino millones de granitos erosionados de almejas rotas.
Lo más impresionante del entorno mágico de Irta es poder tocar con una misma mano el verde de pinos y romero, junto al turquesa de la mar y azul del cielo.
¿Las sirenas? las pocas que conozco, son de asfalto y tierra.
Un saludo.
David: ¿No me digas que ya tiene dueño?, a lo mejor podemos llegar a un acuerdo, porque hay varias calitas parecidas. Esta, desde luego, no tiene desperdicio, pero hay otras preciosas que tampoco. Mi preferida es la Argilaga, aunque en esta ocasión cambié la posición. Y como dices, es cierto, es un lujazo eso de los pinos y el romero al alcance de la mano, ese aroma inconfundible que se mezcla con el olor a mar, huuummmm, ¡qué ganitas de volver!. Muchas gracias por la visita David.
Me encanta la sierra de Irta, y creo que si no me falla la memoria es la única zona de la costa que es tranquila aunque también construyeron esa mole gigante que no se como les dejaron.
Pues Menorca me recordó un poco a todo eso por la zona de las calas, y donde la gente no podía acceder. Pero no hace falta irse tan lejos, lo tenemos al lado y es genial :)
También tengo foticos, pero se me acumula la faena.
Besiwikis
Aniwiki:A Menorca quiero ir, que además mi primo está harto de decirme que vaya a airearle la casita y ¡nunca tenemos tiempo!, a ver si el año que viene puede ser.
En cuanto a la mole de Irta, me parece que está denunciada, no sé, pero desde luego, es de un mal gusto tremendo y estropea por completo un paisaje que no tiene desperdicio. Besiwikis.
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