martes, 18 de mayo de 2010

COLORES.


Salí a dar un paseo porque me parecía casi un pecado no hacerlo, teniendo en cuenta lo bonito que está el campo en primavera. La explosión de colores me desbordaba la capacidad de asimilar las sensaciones que tienen los sentidos. Con las flores creciendo salvajes en la orilla de los senderos, llegan a la actividad frenética las avispas, a las que les gusto tanto que no hay año que alguna de ellas no me deje un recuerdo con visita al médico incluida, porque de tanto aguijón envenenado, al final he desarrollado una alergia. Me la he diagnosticado yo misma, diga lo que diga mi doctora, que la última vez que fui a la pata coja porque no me cabía el zapato, y la pierna estaba hinchada como un globo y morada hasta la rodilla me dijo "la médica", como diría mi abuela, que eso no era alergia, para mi sorpresa, porque un médico amigo que me vio antes me dijo lo contrario, y la practicante también se quedó un tanto desconcertada con esa respuesta, en fin, ella es la que entiende de medicina, pero de mi cuerpo entiendo yo, que soy la que lo sufro. Pese a que me peguen "picotazos", no me caen mal las avispas, eso sí, ellas en su terreno y yo en el mío, juntas pero no revueltas.

La vista disfrutaba del espectáculo de los coloritos, sin duda, pero el sentido del olfato no se quedó atrás. Las fragancias parecían flotar en el aire, una mezcla de aromas muy distintos y agradables. Fue el olor a trigo lo que me trasladó a la infancia, saltando las barreras de la distancia y el tiempo, me fui al momento en el que el tío Félix me dejaba montar en el trillo, porque decía que el peso era bueno para la faena. Aquello era mejor que la feria, las vueltas no nos mareaban y los picores no nos molestaban. Para unos era un duro trabajo de sol a sol, para mí era lo más parecido a un tiovivo. Estaba loca por ir a la era a trillar, a dar vueltas y vueltas sobre la mies, que brillaba como el oro. Lástima que se pierdan estas costumbres porque todo se robotiza, claro que, esto lo digo yo, que no tengo que hacer la faena pesada del campo, pero la trilla a mí me parecía un espectáculo precioso.

Este es el camino que escogí para dar mi paseo, casi no se ve, y es que la vida crece por doquier en primavera, y a veces, hasta los senderos desaparecen invadidos por las amapolas, los hierbajos, y el trigo que se extiende más allá de los límites permitidos.

Las amapolas me parecen muy bucólicas, frágiles pero resistentes, perfectas para hacer de los paisajes un espectáculo. Estuve leyendo una vez que las amapolas y la agricultura van unidas porque su ciclo de vida se adapta a la mayoría de los cultivos de cereales, florecen justo antes de la recolecta de las cosechas.

Este es "mi banco". Mío porque me lo agencio siempre al final de los paseos. Cuando el sol es de justicia y empieza a cargarme demasiado las pilas, la llegada a "mi banco" se convierte en todo un acontecimiento. Bajo la sombra de un enorme árbol se encuentra amparado este trozo de madera donde me gusta tumbarme para disfrutar de la lectura de un buen libro, en el que casi nunca logro concentrarme porque se me pierde la vista en el horizonte, en el cielo que parece más lleno de vida, menos contaminado. En ocasiones me entretengo contemplando el vuelo lento de las mariposas o el fugaz de las golondrinas, que van y vienen, sin descanso, tan pequeñas pero tan fuertes, trabajadoras incansables en la preparación del nido que acogerá a sus pequeños cuando sea el momento de recibirlos.

9 comentarios:

Alicia dijo...

Ohh, qué bonito paseo! Qué amapolas! Nos puedes desvelar donde fuiste a pasear? Estaba por Castellón? Precioso! Y el tumbarse a leer un libro mientras se escucha los sonidos de la naturaleza es maravilloso. Besitos

Mayte dijo...

Tanta lluvia durante el invierno tiene su recompensa, disfrutar de estos paisajes dignos de cuento. Me gusta tu banco, usado, maduro, reposado, a saber cuántas historias ha escuchado, guardándolas en silencio sin desvelar secretos. Un placer digno de muy pocos.
Besirrinines

Lorena dijo...

Alicia: No, está como dice el Quijote en un lugar de la mancha, en el pueblito donde tenemos la casita.
Lo de ponerse a leer en un sitio así es un placer si consigues concentrarte en el libro, porque a mí me cuesta lo mio, quiero verlo todo, sentirlo todo, respirarlo todo...

Mayte: Mi banco es un lujazo y está en un sitio ideal con vistas a un paisaje precioso. Es un banco de enamorados en las noches solitarias de verano, si el banco hablara a lo mejor no me sentaba, jajajajaja...besets!

Anónimo dijo...

aaaaaaaaaaaaaaaaa qué envidia de colores!!! Quiero quiero quiero!

Lorena dijo...

Àgueda: ¡Pues este es el mejor momento!, tendremos que esperar todo un año para volver a ver esta explosión de colorido. La verdad es que da gusto, en realidad todo tiene su encanto, porque la nieve también es preciosa cuando lo cubre todo de blanco, cada cosa tiene su momento y su lugar.

Cecilia dijo...

pues justo el domingo estuve yo haciedo la mismica foto a las amapolas en el campo... el campo, nuestro campo. qu'e bonito. Aqu'i lo del sol de momento parece que no lo vemos. no llueve pero siempre esta nublado...

Lorena dijo...

Cecilia: Eyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!!, disfruta mucho de la experiencia y ¡cuéntanos cosas!, besitos!!!

Aniwiki dijo...

Me han encantado tus amapolas. Estos días por las mañanas siempre veo unas cuantas y pienso hoy haré unas fotos, pero mira te has adelantado :)
Tu banquito también está muy chulo, y el pueblo seguro que genial, tranquilidad y todo lo que le falta a la ciudad :)
Un saluwiki y a ver si puedo actualizar pq voy con un montón de faena!

Lorena dijo...

Aniwiki: No pasa nada, todos los días no se puede actualizar, a veces imposible, pero sin duda, si no te espabilas te quedas sin amapolas, jajajajaja...muchos besiwikis!!!