sábado, 23 de abril de 2011

KIT KAT.


Me tomo un respiro hasta que cambie la señal.

Foto:Aqui

jueves, 21 de abril de 2011

MI MAESTRA.


Dicen que si el mundo dejara de quejarse, un silencio extraño lo cubriría.
Perdemos demasiada energía, en algunas ocasiones, lamentándonos de cosas que no merecen tanta atención.
Colás es mi maestra en ese sentido. Es un auténtico ejemplo de relajación. Vive el presente con intensidad, observa el mundo que la rodea con atención, se toma las cosas con mucha calma, siempre es ella misma, le importa un bledo el qué dirán, no conoce la prisa, y se la ve feliz. Los años pasan y ella, mantiene viva la curiosidad, no se cansa de jugar, saltar, aprender algo nuevo cada día, y de vez en cuando, nos pone en jaque desapareciendo al encontrar un nuevo escondite que ni imaginábamos que existía. Nunca deja de sorprendernos.

Colás es una yogui en toda regla. Cuando despierta se toma su tiempo, se estira debidamente y con mucha parsimonia sale a desayunar. Me gusta observarla e intento imitarla, pero no es fácil, porque vivimos en un mundo donde todos terminamos corriendo sin saber muy bien porqué tenemos tanta prisa, o hacía donde vamos tan acelerados. Lo malo, lo tóxico, se contagia, mientras que las cosas buenas cuestan más.
En este periodo de transición, estoy aprendiendo a pisar el freno, bajar el ritmo frenético, y sobre todo, a no dar nada por seguro, porque si no das las cosas por sentado, las cuidas, las disfrutas y las vives con más pasión, aprendes a valorarlas, a prestarles toda la atención que merecen recibir. Los animales y los niños, son un auténtico ejemplo a seguir. Tengo suerte de vivir con mi maestra, no predica con la palabra, ella usa la acción. No me indica lo que debería hacer, lo hace y me invita a imitarla.
Si todo el mundo dejara de quejarse, por las noches, podríamos escuchar el canto de la chicharra y el croar de las ranas.

miércoles, 20 de abril de 2011

LA AUSENCIA DE LOS AULLIDOS.


Todo comienza a la hora del ocaso. Cuando las luces del mundo van bajando su intensidad, algunos seres empiezan a prepararse para su vida nocturna. El autillo jamás falta a nuestras citas. No se deja ver, pero podemos escuchar su canto, una especie de silbido que ya nos resulta enormemente familiar. Lo imagino allá arriba, entre las ramas, cómodamente apoyado y observando atentamente cada movimiento con sus enormes ojos abiertos de par en par. Un autillo rompe el silencio de la oscuridad en el bosque, y algún otro, un poco más lejano, le responde con el mismo sonido.
En el mismo lugar, tenemos el privilegio de escuchar un ulular, estremecedor y fascinante. Es el búho real. Seguro que está escondido en el árbol más alto, y pese a que su figura es enorme, su presencia majestuosa y su canto inquietante, es complicadísimo localizarlo. Me hubiera gustado verlo desplegando sus alas al viento, agitándolas lentamente en su vuelo. Nos sentimos muy afortunados por poder disfrutar de esta música nocturna. Por desgracia, durante mucho tiempo la ignorancia acampó a sus anchas, como con tantos otros seres vivos con los que compartimos planeta, debido a la superstición popular que asocia su canto a noticias malas. Nada más lejos de la realidad, el canto de un búho real es un lujo, por muchos motivos, pero el principal es que se ha vuelto poco habitual.

Un bosque parece solitario cuando el reflejo de la luna cautiva las aguas del río, pero la realidad es que, en ese preciso instante, es cuando más late su corazón. La combinación sería perfecta, mágica y celestial, si en las montañas lejanas pudieramos ver la silueta de un lobo y escuchar sus aullidos, algo que se ha convertido en excepcional. Los lobos son el alma de los bosques. En noches así, echo de menos a Faia, mi amiga loba que me regaló momentos inolvidables en Portugal. Me gustaría que los lobos corrieran libres, sin verse perseguidos, sin que nadie rompiera de un sólo disparo sus vínculos, ni su posición en la manada. Los lobos están perfectamente estructurados y organizados, por eso, porque es un animal hermoso, necesario en la cadena de la vida, y porque quiero que puedan disfrutarlo las gentes del mañana, os adjunto una recogida de firmas si estais de acuerdo, para protegerlo en el territorio del sur del Duero.
Recogida de Firmas: Aquí.

lunes, 18 de abril de 2011

L´OLLERIA.


L´Olleria es un pueblo de la provincia de Valencia donde hemos estado compartiendo el día con unos amigos de esos que vemos de uvas a peras, pero con los que seguimos manteniendo contacto pese a la distancia e incompatibilidad de horarios.
Allí nos esperaba Juan, Chelo y Maria. Bárbara también estaba en el pensamiento, sobre todo, cuando hicimos el recorrido cultural.

Nos tenían reservada una sorpresa de esas que me gustan especialmente. Fuimos a visitar el Palacio de los Marau, también conocido como Casa Santonja, y no sólo eso, sino que tuvimos un guía excepcional que nos hizo ver cada rincón con otros ojos, disfrutamos muchísimo de nuestro viaje al pasado gracias a Toni, ¡cuántas cosas sabe este hombre!.

En la planta baja del palacio, entrando a mano derecha, estaba la cocina hecha con cerámica valenciana del siglo XVIII. Dicen que era espectacular, y sigue siendo, porque actualmente se encuentra ubicada en otro palacio privado en Requena. La imagino con sus fogones trabajando a marchas forzadas, cocinando lo mejor para alguna cena de importante relevancia, o para alguna fiesta o baile en sus preciosos salones engalanados.
No puedo remediarlo, en lugares así me parece ver con mis propios ojos otras vidas. Veo el movimiento de la servidumbre, el paso lento de los señores de la casa, los imagino con chaleco y reloj de bolsillo a ellos, a ellas arrastrando largos vestidos o dando paseos protegidas por una sombrilla, un poco remilgadas.

En este palacio vivió una familia de terratenientes, algunos miembros de la misma, fueron en su día destacados militares, abogados e incluso diputados. La casa tiene dos nombres, Marau y Santonja, porque la viuda del último Marau, se casó en segundas nupcias con un Santonja.

Sobre 1810 decoraron la escalera y la sala principal con unas preciosas pinturas murales llenas de simbolismos. Os aseguro que las fotos no hacen honor. La familia que vivía en esta "chocita", era una familia ilustrada y liberal, estaba relacionada con el poder de la época y la masonería. Se piensa que este palacio podría ser, de confirmarse, un "templo de la masonería" único en Europa.
En el techo, se puede leer el lema del dueño de la casa: "Con la concordia, lo pequeño crece. Con la discordia, lo grande perece".

El salón o sala de baile, o lo que sea que fuere, está repleto de misterios, un rincón que recoge un montón de información de la época. Una sala, que es pura filosofia. Tiene cuatro puertas y cada una recibe el nombre de un continente: África, Asia, América y Europa. Entrando por la puerta de Europa, si miras a la derecha, se ve en primer lugar a Napoleón, como alguien que ocupa un lugar destacado por su relevancia en aquella época. Después, hay doce columnas, y sobre ellas, las figuras femeninas de la guerra, la paz, la música, la astronomia, la poesía, la justicia...dignas de ser estudiadas porque no les falta detalle y están repletas de simbolismos. En el centro de la sala hay dos cuadros, en uno se representa una escena de caza, y en otro, el puerto de Cadiz, donde el propietario pasó alguna estancia como militar. En el techo se pueden ver las estaciones, y los horóscopos. Una maravilla que nos llevó un tiempo descubrir y nos resultó a todos fascinante a la par de preciosa.

Arriba los teneis, los señores tomando el té en el patio. A mi me encantaría tener la posibilidad de sentarme en esa mesa y observarles charlar, ¿os imaginais las conversaciones?, sería algo tan interesante como imposible, ¡¡¡que alguien invente la máquina para viajar en el tiempo!!!.

Tras esta visita tan interesante, nos fuimos directos a ver la fachada de la iglesia de la Magdalena, dicen que es el más bello de los pórticos del renacimiento valenciano. ¿Alguna vez habeis visto una iglesia con dos pórticos de entrada como está?, yo no recuerdo ninguna. En 1522, esta iglesia sufrió un incendio, y allí dentro murieron cientos de personas, agermanados que habían buscado en ella refugio cuando huían de la persecución del virrey, su ejército de mil soldados y doscientos caballeros. El virrey ordenó prender fuego y las personas del interior murieron asfixiadas. Consiguieron salir de aquel infierno unas cuarenta personas, y todas ellas, fueron colgadas en los olivos que había en el camino hacía Onteniente. Una historia terrible que os cuento para que entendais que el motivo de que esta iglesia tenga estas dos puertas, sea probablemente, un homenaje a las casi seiscientas víctimas de aquella masacre.

Dicen que La Olleria esconde el alma del vidrio, así que, para comprobarlo, fuimos hasta la fábrica. En una visita anterior, pudimos ver todo el proceso de fabricación. En esta ocasión, aprovechamos para renovar vajilla y nos regalamos unas copas preciosas de vidrio reciclado.

El colofón final fue la visita a unos perritos recien llegados al mundo. Preciosos cuando son grandes pero ¿habeis visto que monada cuando son tan chiquitos?.

jueves, 14 de abril de 2011

LA PUERTA 41.


La puerta 41 esconde respuestas, esconde la verdad, y no siempre estamos preparados para ella, aunque nos hagamos los fuertes y parezcamos valientes, lo cierto es que, tras algunas puertas, todo cambia, o no, depende.
Hoy he atravesado la puerta 41, tras la cual me esperaban respuestas, es una puerta frente a la que nunca hubiera querido ponerme, y al mismo tiempo, es una puerta donde ahora mismo necesito acudir, porque esconde mis sueños, es una fábrica de deseos, incongruencias de la vida. No sabía que noticias iba a recibir, y he salido muy contenta con mis preguntas respondidas, también asustada por la siguiente puerta que atravesaré dentro de poco.
Estaba allí, mirando esa puerta y pensando en las paradojas de este camino. Una puerta con su número gigante enmedio, esa es la que me toca ahora en suerte, justamente esa. Sentada frente a ella, intentaba discernir qué me ofrecía, qué me hacía sentir. Una mezcla entre el miedo y la esperanza.
Esto suena a chino, lo sé, pero el blog es para mí, y quería dejar constancia de la puerta 41, la que esconde los secretos que quizás os desvele algún día no muy lejano.

Pd: Hoy me acuerdo de ti, como todos los días, el tiempo no te borra en mi recuerdo, Aurora Boreal.
Foto: Aquí.

martes, 12 de abril de 2011

JA,JE,JI,JO,JU.


He conocido al Hada de la Risa y he vuelto a ser una niña, la niña que estaba aletargada dentro de mi ha salido a flote, explosiva, a exhibirse sin un ápice de sentido del ridículo, y es que, el sábado, disfruté de mi primer taller de risoterapia, ¡y los que me quedan!, porque esto crea adicción y sólo quiero volver a repetirlo. Dejé de ser un sustantivo, para ser un verbo. Salté, abracé, bailé, sentí, canté y sobre todo reí, fui FELIZ. Estuve embarazada de mi misma, celebré mi primer cumpleaños, hice una fiesta con coches de choque y reviví los 18 en una pista de baile de una discoteca. Celebramos que estamos vivos y nos reimos hasta de nuestra sombra. Desbloqueé, destensioné, aprendí a destrozar los pensamientos negativos, a deshacerme de la rabia con un nuevo idioma que inventó Osho, no recuerdo el nombre, pero vamos, lo hablamos todos.
¿Sabíais que 5 minutos de risa equivalen a 45 minutos de relajación, 45 de aerobic, 20 de bici y 3 de remo?, tiene cantidad de beneficios y te deja como nueva.
Compartí la experiencia con Rocío de Cominolas, que a mitad sesión me dijo: "esto no se lo cuentes a nadie" y al final de la misma estaba dispuesta a apuntarse a una igual en el trabajo con un montón de gente que conocemos.
La risoterapia te libera del control y del estrés, te hace perder la vergüenza y es una oportunidad para revivir la infancia.
Hoy he amanecido leyendo a Osho, del que ya os he hablado en más ocasiones, hablaba en el capítulo justamente de la risa, dice que es algo que se hace con todo el ser, la mente y el cuerpo están en equilibrio. También me ha venido una frase de ese mismo libro que para mi es un lema: SÉ FELIZ Y TE DIRÁN LOCO, así que: ¡A reir se ha dicho!.

Foto: Aqui.

lunes, 11 de abril de 2011

RESURGIR.


Este año está resultando ser un año de transición, incertidumbres, pérdidas, un año raro que me ha dejado en lo poco que lleva en marcha, varias veces "descolocada". Sin embargo, empiezo a agradecer los obstáculos que me encuentro porque estoy aprendiendo a emprender el vuelo de nuevo.
Las terapias alternativas me están centrando de un modo increible en vivir sólo el ahora, en controlar los pensamientos, en quitarme un montón de barreras que yo misma me ponia sin saber que lo hacía, ni siquiera que estaban ahí, y eso, en los momentos de bajón sale a flote. Avanzo, aprendo y crezco.
El otro día, hicimos un ejercicio de yoga que nos hizo entender como la expresión no verbal nos facilita el 90% de la información de una persona. Cuando alguien miente, cuando alguien tiene un problema, cuando alguien elabora una respuesta, cuando alguien nos dice palabras que no se corresponden con la realidad, o su tono nos dice que es justo lo contrario de lo que dice, hacen gestos muy concretos, y no los sabemos interpretar casi nunca, porque vemos sin mirar.
El ejercicio consistió en situarnos por parejas y contar algo al compañero que nos escuchaba con los ojos cerrados. Finalmente, tuvimos que explicar lo que habíamos sentido, lo que nos había transmitido, no sus palabras, sino su ser. Mi compañera me habló de cosas superficiales, lo que hizo en las fiestas, el nombre de su pueblo, que ha tenido invitados en casa...y yo, percibí bondad, ternura, alegría, me resultó entrañable. En su conversación no salieron estas palabras pero yo sentí que todo eso las rodeaba. A ella le costó un poco más, pero finalmente dijo que le habia transmitido alegría y sinceridad.
Me di cuenta de muchas cosas, pero sobre todo, de que en la mayoría de las ocasiones, no escuchamos, sólo oímos, y de que, más allá de las palabras, el ser nos está diciendo a gritos mucha información. Hemos de aprender a escuchar con el corazón. Las palabras muchas veces no se acercan a la realidad, y no hay mayor infidelidad que engañarse a uno mismo.

Foto: Aquí.

viernes, 8 de abril de 2011

CONTENCIÓN.


Tengo un baúl, donde he ido guardando los pocos juguetes que conservo "con vida" de cuando era pequeña. Es un baúl que espera, cerrado, pacientemente, la llegada de una personita muy especial que lo abra y tome el relevo.
Aparentemente, el baúl contiene objetos, cada vez más, pero la verdad es que hay muchas más cosas encerradas en su interior, hay deseos.
Desear, es un motor que se acelera o que funciona a ralentí, depende. Desear puede ser frustrante, puede causarte dolor y desesperarte. Por eso, he dejado el baúl cerrado, para que no se salgan los deseos y se pierdan en el cosmos. He dejado de vivir esperando, aunque sea una realidad que estoy envuelta en un cúmulo de circunstancias que me obligan a ello. Espero la idoneidad, espero la tramitación de tropecientos papeles, espero la llegada del expediente al país donde el destino me ha llevado, y sobre todas las cosas, espero al de la chaqueta roja. Espero, sin pensar que espero, porque no me quiero perder el ahora esperando el después.
Desde hace un tiempo, me dan miedo los deseos, porque tengo cosas que perder, aunque, sin lugar a dudas, desear es saber lo que se quiere, y eso siempre es mejor que no saberlo.
El deseo abre la puerta a la esperanza, que pasa y se instala en ti por tiempo indefinido. Esa es la esencia de la vida, lo que hace que te aferres a ella, la chispa mágica que te invita a soñar, y mientras esté en ti, todo parece tener continuidad, incluso te hace creer que el futuro llegará un día a hacerse realidad.
¡Feliz finde!.

jueves, 7 de abril de 2011

PRIMAS-HERMANAS.


No, no se me ha olvidado, ¡FELICIDADES!.
Hoy es el cumpleaños de mi prima Gema,que se entere todo el mundo. Es el día de cumpleaños que más grabado a fuego tengo, básicamente porque un año se me pasó y se enteró hasta el apuntador, así que, ya no se me olvida más.
Mi prima está en mi vida desde siempre. Da igual cuánto nos veamos, tenemos esa clase de extraña confianza que se da pocas veces en la vida, ese tipo de confianza en que si voy a su casa me siento en la mia, y al revés. Somos primas, pero también hermanas, por eso el título del post, y bueno, nos reimos, nos queremos, nos gusta encontrarnos, nos empalagamos de achuchones y no existen las distancias por más kilómetros que nos separen, porque vive en mi corazón.
Mi Pedro, es "mi" Pedro, porque un verano tuvimos que aprender a diferenciar a su Pedro del mio, era un lio, así que mi Pedro se quedó con el "mi" para siempre, y el suyo con su otro correspondiente "mi" de ella.
En fin, que el 7 de Abril es un día muy bonito porque nació Gema, y es muy importante para mi. Resumir todas mis vivencias compartidas con ella sería demasiado largo, por eso,lo reservo para nosotras, quedan en nuestros recuerdos.
Besines, que seas muy feliz, ¡te quiero, guapa!.
Pd:Siento este horror de fotos pero la falta de tiempo me ha impedido entretenerme en buscar otras donde estuvieramos mejor.

miércoles, 6 de abril de 2011

ADAPTACIÓN.


Con tanto obrero deambulando por casa, tomamos la sabia decisión de irnos a pasar el día fuera, y terminamos en Alarcón. Ya os he hablado muchas veces de este pueblito que a mi me tiene enamorada. Me gusta no solo por todo el peso que tuvo en su momento en la historia, sino porque es pequeño, bonito, con pocos habitantes, tiene un montón de iglesias, una panorámica preciosa y reina la tranquilidad.

Muchos de sus rincones te trasladan a otros tiempos, se han quedado suspendidos, colgados de un reloj, envueltos en un halo de misterio, repletos de secretos que jamás tendremos la fortuna de conocer pues sólo los muros más antiguos son testigos de lo allí acontecido.

Los cambios requieren adaptación. Resistirse es como ponerse a nadar en sentido contrario al de la corriente, no avanzas y resulta agotador, termina con tu energía. Sin embargo, en ocasiones, necesitas tiempo para asimilar todo lo que te acontece. Aunque escapes de la rutina, huir no es la solución, porque allá donde vayas el sentimiento te persigue, es lo que eres, lo que hace que tú seas tú.

Avanzas en el camino y se quedan muchas cosas atrás, algunas las abandonas, otras las pierdes sin querer perderlas, por nada del mundo, sueltas riendas en algunas ocasiones porque resulta necesario, otras porque no te queda más remedio . A veces, te sientes diminuta porque, en realidad, no somos más que puntitos microscópicos en el universo. Te dejas caer en un abismo, crees que nada ni nadie puede recuperar tu esencia, crees que no tienes fuerza, crees que la sonrisa no volverá a dibujarse en tu rostro, y crees mal, porque todo pasa y de golpe y porrazo vuelves a ver brillar el sol.

Cuando me he perdido, cuando no me encuentro, me voy al bosque para recuperarme, y allí estoy, formando parte del todo, porque es ese mi origen, mi punto de partida, en realidad, es el de todos, aunque muchos no lo sepan, pero nuestros ancestros no empezaron sus vidas en el asfalto gris y esa herencia va en nuestros genes.

En Alarcón, hay un pinar que rodea el pueblo y que si caminas en línea recta te lleva hasta un precipicio donde, con mucho cuidado, puedes divisar unos metros más abajo el río Júcar, escuchas sus latidos, el sonido de sus aguas deslizándose en busca del mar. Con ese abismo bajo los pies, la vida se siente aún más intensa. Si avanzas, tan solo un paso, desapareces, así de simple, por lo tanto, acercarse te pone el corazón a mil, porque cuando sientes los peligros, curiosamente, es cuando más vida te embarga. No me acerqué demasiado, porque en un lugar así, un mínimo error es fatal, pero merece la pena ver el precioso cortado delante de ti, sentir el hormigueo en la zona del ombligo, donde está el ser, contemplar el vuelo en círculos de las aves, envidiar esa libertad de las alas en movimiento, planeando junto a las paredes lisas, pintadas de forma natural en tonos grises y rojizos, aunque no sé, Marina me dijo el otro día una frase, "la libertad por la soledad", puede que sea verdad, que ser libre implique estar en cierto modo, solo/a.

Al final, después de tomarme un respiro, analicé todas las cosas que me han pasado desde que comenzó este año, las miré de frente. Debo decir que ya no va a ser el mejor de mi vida, pero siendo justa, no siempre puedo salir vencedora. Los días en que te sientes impotente, pequeña, esos en los que te embarga la tristeza, en los que en un segundo te sucede algo que te cambia lo que no hubiera conseguido cambiarse en todo un año, esos días, aunque suene extraño, son para que sepamos agradecer aquellos en los que todo nos sale bien.
Arriba, podeis ver el cortado, se termina la tierra y comienza el precipicio.
Abajo, el viejo castillo ahora convertido en parador.

A veces, comemos de picnic, que nos chifla, pero esta vez con todo el follón que teníamos en casa, nos pareció todo un mundo preparar las cosas, y decidimos comer en un restaurante. Ya hemos probado un par y por fin tuvimos ocasión de estrenar uno que nos tenía tentados, pero que, en las últimas ocasiones en que hemos visitado esta localidad, siempre lo encontrábamos cerrado.

Tiene mucho encanto, y una enorme cristalera que te permite disfrutar de unas vistas preciosas, algo que ameniza los sentidos mientras disfrutas de un buen plato de comida caliente.

Para terminar, os cuento una anécdota para que veais lo despistadísima que soy. Siempre que hemos ido a este pueblo, me llamaba la atención la casa que veis en la foto de abajo, me parecía una masia ubicada en un lugar privilegiado, con un enorme patio, muy rural, y este viaje, le propuse a Pedro acercarnos más a sus muros para verla mejor, para ver su jardín y su estructura, para soñar con tener un día una como esa. Bueno, pues ese hermoso chalet, cuando te acercas lo suficiente hasta él, te descubre de nuevo que las cosas no son lo que parecen, más que nada porque cuando te asomas a través de su puerta de entrada, descubres que ¡es el cementerio!, así que, donde dije digo, digo diego...

martes, 5 de abril de 2011

OBRAS.


Cuando llegamos de madrugada al pueblo y abrimos la puerta de casa, nos dieron ganas de dar la vuelta, por lo menos a mi. Pensábamos que las obras ya estarían terminadas, pero aún nos faltaban un par de días por delante, porque el mal tiempo impidió cumplir con los plazos previstos. Así que, tuvimos que escalar por encima de los muebles para poder acceder a la habitación. Amanecimos bien temprano y las puertas de casa se abrieron de par en par para recibir a los cinco albañiles que deambularon de un lado para otro, mientras nosotros, apenas podíamos abrir los ojos. El pelo revuelto, las legañas acampando a sus anchas, el pijama y la bata de estar por casa desfilando como si tal cosa entre el cemento, el andamio, el olor a pintura y el ruido de los martillos golpeando las paredes, me daban ganas de rematar la faena colocándome un casco en la cabeza para desayunar con seguridad.
Menos mal que, en el pueblo, las vías de escape están al alcance de la mano, y escapar de la pesadilla de vivir envuelta en una nube de polvo blanco, es tan sencillo, como salir por la puerta y desaparecer, en busca de un lugar donde poder respirar sin mascarilla. Somos afortunados por tener el bosque a dos vueltas de pedal, para perdernos entre la niebla, las agujas de pino y el río que completa el extasis de los sentidos con el sonido de sus frías aguas abriéndose paso con fuerza entre los juncos.

lunes, 4 de abril de 2011

MAR.


Cogimos la moto y escapamos del sonido de la pólvora y de la multitud que llenaba las calles de la ciudad en pleno comienzo de fiestas.
Elegimos el mar, un paseo por la playa, donde llegamos casi sin carga a recargar las pilas. El sol, el olor a salitre, la combinación perfecta de elementos, las piedras sobre las que nos tumbamos, el sonido musical de las olas envolviéndolo todo, ese fue el comienzo de nuestras particulares fiestas, las que necesitábamos esta vez de una manera casi desesperada, porque en ocasiones, el mundo que te rodea te deja sin fuerzas, y hay que buscar la salida, el aire que te falta al respirar.

No fue una casualidad que esta vez eligieramos el mar. A veces, necesitas llegar hasta la orilla, mirar hacia el horizonte y pensar que hay algo más allá de donde la vista alcanza a divisar.

Este paseo por la orilla de una playa cercana, sirvió para recordarnos que somos como el mar, y los sentimientos son las olas. A veces, estamos arriba, en lo más alto, como si pisáramos la cumbre de una montaña y pudieramos divisarlo todo, y de golpe y porrazo, bajamos, a lo más profundo, somos la espuma, y estamos en la parte más escondida de un valle. Arriba, abajo, y así sucesivamente. Tanto en un lado, como en otro, la vida sigue siendo vida, pensamos, sentimos y somos, y aunque ahora el valle parezca difícil de caminar, volveré a ser la ola en lo más alto, todo a su debido momento, por ahora, de nuevo, he vuelto a recordar que debo respirar, me he oxigenado, que falta me empezaba a hacer...