viernes, 30 de julio de 2010

LICÁNTROPA.


Eclipsada me quedé en mi última visita al mundo de los sueños. Claro, que el eclipse venía desde "Luna Nueva", ya lo andaba arrastrando. Definitivamente, me cambio al bando de los licántropos porque un personaje como Jacob me resulta irresistible.
Mientras leía los libros de esta saga, me definía vampira. Eduard y todo el misterio que lo envuelve, me atraían irresistiblemente hacía su mundo frío y oscuro. Jacob despertaba en mí, otro tipo de sentimientos muy distintos. Sin embargo, en la peli, lo he visto todo de otro modo porque por fin he comprendido algunas lagunas que no me quedaron muy claras con la lectura.
Mi Pedro, me miraba de reojo, esperando, supongo, algún comentario de esos que me salen del alma, pero otro se me adelantó, y enmedio del silencio de la sala, se escuchó lo que yo andaba pensando, porque es que Jacob es mucho Jacob, y levanta las pasiones que Eduard anda apagando con su piel gélida.
El caso es que, una vez más, es todo como imaginaba y la película no me ha dejado decepcionada, ni muchísimo menos, son muy fieles al libro. Deseando ver "Amanecer", los meses me van a parecer años...
¡Feliz finde!.
Foto: Aquí.

jueves, 29 de julio de 2010

SERENIDAD.

Las fotos son de La Orotava.

Hoy esto va de citas, y con citas os voy a contar las conclusiones que he sacado de este viaje último en el que, de alguna manera, me he tomado vacaciones de mí misma.

Yo me fui cometiendo este fallo de la primera cita:
"El mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón". (Anónima).

Después empecé a asumir esta segunda cita:
"Cuando suceden las cosas, sólo puedes vivirlas; si son alegres, procurando abrir los poros para que entren lo más posible; las tristes, sacando la cabeza para que ese trocito de ahí arriba no se ahogue. (Píerre Blanchar).

Finalmente, tras meditar largo y tendido, tras reencontrarme conmigo misma, tras disfrutarme, tras serenarme, acepté la tercera cita:
"Como el camino terreno está sembrado de espinas, Dios ha dado al hombre tres dones: la sonrisa, el sueño y la esperanza." Kant.

La cuarta cita me la invento yo, mi conclusión: ¡Tengo el chip cambiado!, lo que será ya se encuentra en la semilla, por lo tanto, me monto al carro del destino, fluyo, como un río. De Canarias me he traído la paz que necesitaba para seguir a merced de las corrientes por las que me arrastra la vida.

miércoles, 28 de julio de 2010

LOS OJOS DEL CIELO. Teide.


Viajeros, poetas, autores del pasado, las llamaron en numerosas ocasiones Islas Afortunadas.
Nosotros aterrizamos en Tenerife con el único objetivo de pasarlo lo mejor posible y descansar. Eso sí, hicimos nuestras excursiones, y en concreto, Blanca y yo, no nos quisimos perder la visita al Parque Nacional de las Cañadas. Mis padres, como ya se saben las islas casi de memoria, prefirieron ir por su cuenta y riesgo.

Os hablé hace un tiempo de la película "Furia de Titanes", que fue la que me hizo retomar la lectura de mi libro sobre mitología griega, pues bien, una escena de esa película fue grabada en este parque nacional, así que había rincones que me recordaban escenas muy concretas de la peli.

Yo no he estado nunca en Marte, pero seguro que se parece a esto. La tierra roja, negra, de diversos tonos, el variado colorido de las lavas, el cromatismo de los basaltos, forma una imagen irrepetible que se expande ante nuestros ojos y se nos presenta como algo casi mágico. Cuesta creer que exista un lugar así, tan hermoso y tan repleto de contrastes. Un lugar, lo más parecido a un paraíso para los geólogos.

La flora es única en el mundo. Alberga endemismos de carácter insular, regional y local.
La fauna también tiene su importancia, en cuanto a número y exclusividad de invertebrados.

El Teide es un volcán que alcanza la altura máxima de nuestro país, 3718 metros y resulta visible desde la mayor parte del territorio de la isla de Tenerife.
Los aborígenes guanches lo llamaban Cheide o Echeide, para ellos tenía un significado espiritual. Para empezar, situaron en su pico, el infierno, habitado por Guayota, que era el genio del mal. Por este motivo, soportaron durante generaciones las erupciones del volcán. Tanta actividad volcánica fue la que dió lugar al maravilloso paisaje que rodea al Teide a día de hoy.

Arriba, Blanca y yo, con el Teide detrás.

Para acceder al Parque Nacional, se tiene que atravesar el Monte Esperanza, un espeso manto de árboles cubre la montaña de pinos, dragos, sabinas, y como no, eucaliptos. No me gustan los eucaliptos, y alla donde voy me los encuentro. Son auténticos invasores de lo autóctono.

Un paseo por las nubes. Estas fotos son la prueba de que se puede ir al cielo sin despegar los pies del suelo. Así estaba yo, volando sobre un mar de nubes y con los cinco sentidos concentrados en todas las pequeñas sensaciones que me regalaba este lugar.

La última parada la hicimos en esto que llaman la tarta, yo diría que es de chocolate. ¿Os imaginais que pasada, cuando los que estaban abriendo el paso por carretera se encontraron con esta maravilla?.
Volveré, si puedo, regresaré, mochila a la espalda para subir a pie hasta el albergue, y pasar la noche esperando ver asomar los primeros rayos del sol, allá arriba, porque resulta que todavía más arriba de las nubes, sigue habiendo cielo.

martes, 27 de julio de 2010

VOLAR.


Este año ya me lo había organizado yo de maravilla para no tener que subir a un trasto como este que veis en la foto, sin embargo, lo que pasa siempre, el azar, el destino, la no casualidad, lo que sea que nos lleva y nos trae por los senderos de la vida, dió un vuelco a todo, y la semana pasada regresé a los cielos, aunque suene raro, pero estar sobre las nubes es estar lo más cerca que se puede estar del cielo, ¿o no?.
A este viaje iban mis padres con sus nietos, pero mi sobrino no quería de ninguna manera subir al avión, así que supongo que podeis adivinar quien fue la suplente, yo misma. Mi Pedro se negó en rotundo a saltarse su norma de coger sólo un avión al año, y se quedó en tierra esperando mi regreso. Eso me gusta, que me espere, de vez en cuando no viene mal.
De nuevo me vi envuelta en la vorágine que trae un viaje. Llenando la maleta de "por si acasos". Esa es la parte que más me gusta de moverme por el mundo, llevar la vida en un trocito de plástico duro con ruedas, y darme cuenta, de que encima me sobran la mitad de las cosas. Puedo vivir con poquísimo, porque realmente no es necesario.
Y llegó el momento avión, momento que me transforma en un manojo de nervios contenidos que se manifiestan en dolores de cabeza y tensión en las cervicales. La inseguridad se aloja en cada rincón de mi existencia y de golpe y porrazo empiezo a hacer tonterías porque me vuelvo super supersticiosa. Tonterías como, "no me pongo color negro porque seguro que no trae nada bueno", o "no me cambio los pendientes porque siempre llevo estos y me va muy bien", así hasta que toco de nuevo suelo y entonces me la trae al pairo todo, los colores, los pendientes, etc...jajajajaja, esto es alguna tuerca suelta, pero está así la cosa.
En vuelo, la azafata es examinada con lupa. Si está en marcha va bien todo, si se sienta, se me pone el corazón del revés, si hay una turbulencia me viene a la cabeza el libro que leí para perder el miedo a volar donde un piloto explicaba que la turbulencia más grande que existe el avión la puede soportar siete veces más. Definitivamente, volar no es mi medio, en todo caso, prefiero hacerlo con los pies en el suelo, pero eso de que la mente se me vaya por los cerros de Úbeda sin control y que se me corte la respiración con cada ruidito extraño, no es plan, así que para los próximos seguiré con la costumbre de meterme una pastilla que me deje grogui y santas pascuas.
Yo no tengo nada claro eso que dicen por ahí de que si se cae el avión ni te enteras. ¡Anda que no!, menudo minuto más largo tiene que ser ese momento de irte para abajo. Mejor no experimentarlo jamás.
Mañana os cuento algo del viaje pero sin daros demasiado la lata, que este viaje no ha sido como esos que hago yo al mundo de los bichitos, he estado más en asfalto y de turisteo que otra cosa, disfrutando, eso sí, mucho de este regalo, de mis padres, de mi sobrina, ¡y de mí misma!.

Foto: Aquí.

lunes, 26 de julio de 2010

LA FIESTA DEL QUESO.


Todas tenemos algo en común: un blog.
Algunas, ni siquiera nos conocíamos en persona, y ayer fue el encuentro gracias a la fiesta del queso que con tanto cariño prepararon Alicia y Carmen, ¡muchas gracias por el esfuerzo y la invitación!.
De izquierda a derecha podeis ver a: "Aguas Vivas", "Vie Virtuelle", "Buscando el norte", "Cierra los ojos y sonríe" y "Y esto va...", o lo que es lo mismo: Carmen, Ana, yo misma, Mayte y Alicia.
Todas somos bloggeras, y todas somos lectoras de todas.
Fue divertido escucharnos y contarnos cómo hacemos nuestros recorridos diarios, saltando de un blog al otro, y de este modo, y casi sin darnos cuenta, nos seguimos los pasos. También pudimos hablar de cómo nos imaginábamos. Alicia esperaba de mí una voz más grave, y Carmen me esperaba más bajita. A mí, la sensación se me hizo particularmente extraña con Alicia. Después de verla inmortalizada en tantas fotos, me resultó extraño verla en movimiento. Tiene unos ojos preciosos y las fotos no le hacen justicia, las estrellas se le escapan en la mirada. De Carmen y Ana no tenía imagen en mi mente, así que fue una sorpresa y ¡por fin!, sé quien hay detrás de los escritos. A Mayte ya la conocía, pero gracias al blog la conozco un poquito más.

Celebramos la fiesta del queso y nos reunimos también con algunas lectoras, como Amelia, Virginia y Paula. A Martin, el novio de Alicia, lo cogimos como fotógrafo, y la foto donde estamos las cinco, es obra de él.
Cuando se está bien, el reloj se dispara y corre. Ayer, el tiempo pasó volando y con tanta cháchara se nos hizo tarde, pero mereció la pena construir juntas estos recuerdos y este post, que por cierto, se lo quiero dedicar a Mónica, la hija de Amelia. Me quedé con ganas de conocerla, es lectora, y espero que se apunte a la próxima, que seguro que la hay.
¡Un abrazo virtual a todas/os!.

viernes, 23 de julio de 2010

EL MERCADO.


Giulia tenía que estar en el mercado con todas sus creaciones, y esto nos dió la oportunidad de observar, algo muy parecido a lo que hago en los momentos de espera en los aeropuertos, sentarme y ver pasar a todo tipo de personas, de todas las maneras, de todas las razas, de todas las culturas...y se aprende un montón de cosas de un lugar, sólo sentándose a ver cómo discurre la vida de sus gentes.

Aprovechamos para comer pizza, hubiera sido un pecado irnos de Italia sin disfrutar de una,¡estaba deliciosa!. La pasta era muy fina y el sabor diferente.

Esta foto de arriba, fue motivada a raíz de una broma que sin darse cuenta hizo Stefano. Nos dió un ataque de risa a los tres. A veces, pese a que habla perfectamente español, suceden situaciones muy divertidas con el lenguaje, y esta fue una de esas ocasiones. ¡La tía de los jerseys!.

Las preciosas creaciones de Giulia, hechas todas con piedras, y ya sabreis muchos de vosotros que cada piedra simboliza algo y aporta una energía diferente. Si a alguien le gusta alguna creación, puede contactar conmigo y le facilitaré la dirección de venta por internet de Giulia.

Un momento de los vividos desde detrás del mostrador.

A las doce de la noche...¡Felicidades!, ¡misión cumplida!, estuvimos junto a Stefano en su día, para darle un beso y un abrazo, el objetivo principal de nuestro viaje.
Abajo, Stefano me firma los dos ejemplares con los que nos obsequió, de los dos libros que ha escrito de literatura catalana, ¡fue una enorme sorpresa para nosotros!. Están escritos en italiano, pero se entienden bien y tienen muchísimos párrafos en español y catalán. Si alguien está interesado en leerlos, también puedo facilitar la dirección de la editorial donde se pueden comprar. En estos libros, Stefano recoge toda su investigación literaria, en la que ha estado trabajando muchísimo tiempo, perdido en bibliotecas de Barcelona y Madrid, recopilando un montón de información acerca de escritores que yo ni siquiera conocía, a pesar de que son de mi país. Stefano está especializado en un poeta catalán, Pere Gimferrer, y Giulia, en Valle-Inclán. Desde luego, aprendimos muchísimo y disfrutamos de escuchar a Stefano contarnos sobre la obra de Lorca, de su vida, de sus relaciones, del viaje que hizo a Nueva York que dió lugar a "Un poeta en Nueva York". Cuando alguien siente pasión por algo, sus palabras te llegan tan directas que el interes crece de inmediato. Sin duda alguna, Stefano y Giulia son dos grandes profesores, porque al hablar de sus autores predilectos te hacen llegar la información de un modo fascinante, así que ahora espero que vayan donde vayan, y hagan lo que hagan, sepan valorarles como se merecen.
Ha sido un viaje inolvidable. ¡Gracias!.
¡Feliz fin de semana a todos!.

jueves, 22 de julio de 2010

MONTE URANO.


Monte urano es un pueblo especialmente conocido por su mercado del calzado. Nosotros llegamos hasta este lugar, también de la región de Marcas, con el fin de acompañar a Giulia, que junto a dos amigas, en su tiempo libre, monta un puestecito de bisuteria que ella misma trabaja con sus manos.
Arriba "La Porta dell'Orologio".

En el paseo de rigor por las callejuelas, este precioso gato, no dejó de perseguirnos regalándonos carantoñas. No nos costó mucho sucumbir a sus encantos, la verdad. Era fácil devolverle los mismos, con tanto miau y tanta zalamería.

Como tantos otros pueblecitos de esta zona, Monte Urano está edificada sobre una colina, y desde la parte alta del pueblo, se puede ver perfectamente la costa del mar Adriático.

Visitamos la Iglesia de San Michele. Ubicada en la parte alta del pueblo, con vistas a la plaza principal, desde la que se accede a través de la puerta del Orologio, a un enrevesado tramo de callejuelas peatonales muy estrechas que terminan en pequeñas plazas repletas de plantas y flores.

La fachada de la iglesia de San Michele.

El mercado de calzado.

Este anciano, llamó mi atención por su forma de ver pasar la vida a su alrededor. Daba pasos sin dirección concreta, lentos, con el único objetivo de contemplar el movimiento de otras almas en su caminar. Me parecía que simbolizaba, ese momento de la vida en que las prisas dejan de tener sentido. Era como si el tiempo pasara demasiado lento para él, o quizás demasiado rápido si lo miramos desde otra perspectiva. Pese a que era mayor, parecía recién llegado al mundo por su manera de observarlo, con curiosidad por las pequeñas cosas que se sucedían ante su mirada. Se entretenía con el correr de un niño, con el montaje de un puesto, con el coche que pasaba o con los que se sentaban en una terraza a comer helado. La imagen de abajo la tomé porque pensé que contrastaba con la de arriba. Los niños corriendo, con la ilusión pegada como una sombra, improvisaban su propios puestos de mercado donde ofrecían sus juguetes usados a los posibles clientes. La alegría, la vitalidad, las idas y las venidas, los saltos, las carreras, el no parar de los niños, me hizo pensar en cómo cambian las cosas cuando la edad y el tiempo avanzan.

miércoles, 21 de julio de 2010

SIROLO.


La región de Marcas también comprende algunos pueblos costeros como Sirolo. Bañado por las aguas del Adriático, Sirolo es un pueblecito turístico que conserva todavía playas intactas y un encanto marinero en cada rincón de sus callejuelas.

Desde la plaza del pueblo, casi al lado de la iglesia, hay un mirador desde donde disfrutábamos de una vista preciosa. Esta población está galardonada con la bandera azul, y se encuentra situada muy cerca del Monte Conero.
En Italia es muy conocida porque acoge de manera regular el certamen de Miss Italia.

Nos costaba separarnos del mirador que rodea toda la plaza. Normalmente, huyo de los pueblos turísticos y busco lugares que no hayan sido demasiado explotados y conserven el encanto de lo natural, en Sirolo, todavía permanece ese espíritu. Encontramos calma en muchos de sus rincones, y por eso nos fuimos de allí con la sensación de haber disfrutado mucho la visita.

En la foto de arriba, nos podeis ver en el mirador.

Arriba, la preciosa plaza desde donde se puede disfrutar del paisaje monte y mar, unidos, sin asfaltar todavía.

Nos perdimos antes de comer por las callejuelas estrechas, con casas preciosas, pintadas muchas de ellas en diferentes colores y decoradas con motivos marineros hechos a mano por los artesanos del pueblo. Las sillas en las puertas, las cocinas de los restaurantes abiertas a la vista de los paseantes, los olores, los tendederos apoyados junto a las fachadas de las casas ondeando al viento las ropas que desprendían un agradable aroma a limpio. Todo un lujo para el disfrute de los sentidos.

Arriba, podeis ver la terraza donde nos sentamos a comer. Caía un sol de justicia, y resultó muy agradable sentarse delante de un plato de comida deliciosa y disfrutar del sabor de una bebida fresquita en un lugar idílico, con el sonido del mar como música ambiente.

martes, 20 de julio de 2010

ABBADIA DI FIASTRA.


Me venían continuamente a la cabeza los parques escandinavos, parques enmedio de las ciudades, enormes, extensos, mimados, bosques urbanos que te dejan atónito ante la falta de costumbre de ver algo semejante en mi propia ciudad. Antes de regresar de nuevo a Macerata, disfrutamos de la tranquilidad de la abadía di Fiastra.

Está considerada una reserva natural. Un territorio donde se pueden revivir el espíritu de vidas pasadas que pasearon su mirada por los árboles centenarios perfectamente conservados en las inmediaciones de la abadía. Un lugar donde la naturaleza conserva todo su esplendor y su belleza.

Amantes amándose, viviendo su poesía tirados sobre el manto verde que cubre el suelo, niños corriendo perseguidos por sus padres en un intento de provocarles la sonrisa, deportistas, algunos monjes, árboles gigantes, todo invita a relajarse y disfrutar, y eso fue exactamente lo que hicimos.

La reserva natural tiene una zona llamada "Selva" que comprende unas 100 hectáreas y que es particularmente importante desde el punto de vista científico ya que según dicen, se trata del último ejemplo del tipo de bosque que cubría hasta el siglo XVIII las colinas de la región de Marcas.

Los pavos estos eran un poco descarados, pero ni punto de comparación con un pequeño gallo americano que salió en estampida detrás de nosotros y nos hizo correr como alma que lleva el diablo, sorprendiéndonos de que un animalito tan pequeño tuviera tanto poder sobre nuestro manejo del control del miedo. Nos reímos mucho, eso sí.

La abadía es de arquitectura cisterciense y está habitada por unos cuantos monjes de esos de sotana marrón hasta los tobillos que salían muy bien caracterizados en "El nombre de la rosa". Los monjes tienen sus granjitas, sus jardines repletos de flores y sus animales. A mí me daban ganas de quedarme un mesecito viviendo con ellos, pero no creo que las normas del lugar acepten ningún tipo de presencia femenina.

Abajo podeis ver un ejemplo de un árbol que ha visto llover mucho, ¡qué envidia!.

lunes, 19 de julio de 2010

DOS EN UNO.


La primera parte del post comprende la visita a la iglesia de San Gregorio y Valentino. Está ubicada en Caldarola.
Me gusta entrar en las iglesias cuando están vacías, porque precisamente cuando no hay nadie es cuando más llenas las encuentro. Llenas de otras cosas que no se perciben cuando están abarrotadas. La espiritualidad de una iglesia se encuentra en sus silencios, en los ecos que se proyectan ante los más mínimos movimientos. No encuentro a Dios precisamente entre sus muros, porque para mí Dios está en otros sitios menos ostentosos, pero una iglesia vacía me aporta algo al alma parecido a lo que me puede aportar la naturaleza. Curioso, pero es así.

Iba avanzando lenta, curioseando las pinturas de la cúpula, las figuras de los santos, sumida en mis pensamientos, distraída de mis sentimientos, y de repente, me encontré con el banco que podeis ver en la foto. Menos mal que Stefano me advirtió, porque un paso más, y hubiera sido un paso en falso que hubiera hecho saltar la alarma de la iglesia. ¿Os imaginais la que se hubiera podido armar si se dispara la sirena de una alarma en un lugar tan silencioso como una iglesia?.

El letrerito venía a decir que un paso más allá del banco activaría la alarma. Menos que el traductor me advirtió.

Detalle de una puerta.

Abandonamos Caldarola y paramos a merodear por las inmendiaciones del castillo della Rancia.

Otro castillo más de tantos, que permanece muy bien conservado, rodeado de vegetación y curiosamente en suelo llano.